"Ni el Poder ni la Gloria". Blog de Josep Esteve Rico Sogorb

Artículos de opinión e investigación sobre Historia, Lengua, Literatura, Arte, Cultura, Política, Sociedad, etcétera. La mayoría publicados en medios de comunicación en papel y digitales de todo ámbito territorial tanto en España como en el extranjero

lunes, 31 de diciembre de 2012

El Anticuario de Toledo

Los autores del libro 'El Anticuario de Toledo', los ilicitanos Rafa Amorós y José Manuel López, dedican esta novela primera y principalmente a 'esos entrañables seres, que son la más imaginativa de nuestras creaciones: nuestros hijos'. No en vano este libro fue antes que todo, una idea surgida durante un acto de servicio patrullando (son policías municipales) dedicada a sus hijos: un cómic o historieta infantil de corte gracioso con un personaje tipo Tadeo Jones que sin embargo derivó y se metamorfoseó evolucionando hasta llegar a ser lo que ahora es, una novela seria y rigurosa, una novela interesante y de expectación con misterios a resolver sobre una base histórica y de leyenda y mitologías.

Ese cambio fue posible al percatarse de que la historieta daba para mucho y para algo más complejo y serio. Y pusieron la idea en manos de expertos que contribuyeron con sus consejos y asesoramiento a mejorarla tanto, tanto, que me atrevería a decir que hoy es tan buena como cualquiera de las novelas de Matilde Asensi, Pérez Reverte, Dan Brown o Ken Follet, prestigiosos y famosos autores que son ejemplos referentes a seguir en cuanto a similares temáticas dentro del género.

Los autores también dedican el libro y con agradecimiento, a sus familias y a sus amigos que les han asesorado, ayudado y aguantado esta 'enajenación mental transitoria' (como ellos autodenominan a su libro) y que es dedicarse a escribir: a Miguel Ángel Millán y Joaquín Juan Penalva por sus correcciones y consejos; a Mayte Vilaseca de Onda Cero y Cristina Martínez del diario Información, por ser los primeros periodistas que han dado a conocer esta obra incluso estando en estado embrionario; a esa simpática señora mayor del registro de la propiedad intelectual de Alicante, de la que desconocemos el nombre, por su simpatía y sus sinceros ánimos; al escritor Juan Eslava Galán por ser un ejemplo e inspiración, en el cual incluso se han basado creando un personaje en esta obra; al joven escritor José Ángel Antonio por sus brillantes apuntes; a Eva María Cores y José 'Morgan' por su aporte en la ejecución de la portada; a José Antonio Espinosa, José Antonio Zabala y otros muchos más por su valiosa ayuda brindada de modo desinteresado...; así que, por fin esta aventura ha sido posible, gracias a la ayuda y colaboración de estas personas.

Este libro, que es único y distinto a los demás, tiene semejanzas y coincidencias con otras obras. Digamos que parece una mezcla de ‘El Código Da Vinci’ con obras de Juan Eslava Galán y con el guión de la película ‘En busca del arca perdida’ de Indiana Jones (Steven Spielberg).
El libro comienza en un crítico momento histórico: en la ciudad de Toledo durante el inicio de la guerra civil en julio de 1936, tras el alzamiento del 18 y la legendaria escena del Alcázar y Moscardó.

De fondo planea el conocimiento acerca de la existencia de una reliquia. 'Toledo, esa enigmática ciudad de leyendas y de cuentos sobre fuerzas extrañas que pelean en su seno, sobre tesoros y reliquias, sobre espíritus, buscadores de conocimiento y misterios; es un lugar plagado de luminoso encanto en superficie y de oscuridad subterránea bajo su suelo. Puesto que bajo Toledo se esconde el otro Toledo, misterioso y oculto, plagado de cuevas, grutas y galerías que conducen y contienen la esencia de esos misterios, mitad leyenda, mitad realidad.'

La existencia de una cámara oculta subterránea bajo el suelo de Toledo guardando esa reliquia escondida durante 13 siglos y su hallazgo por un civil superviviente de un tiroteo con guardias civiles durante el episodio 'moscardiano', el traslado de la reliquia por la fuerzas nacionales al Alcázar, la orden gubernamental que Moscardó recibió instándole a devolver cierta pieza del patrimonio histórico nacional que obraba en su poder so pena de que de no hacerlo, el ejército del gobierno entraría a la fortaleza a recuperarlo; resultan aspectos claves para el posterior desarrollo de la novela.

Junto al coronel Moscardó, velando para que a dicha reliquia no le pase nada, está el personaje del sacerdote, el padre Rodríguez, que ha de acompañar a los porteadores de la reliquia para salvarla de caer en manos enemigas traslándola de sitio.

La histórica escena de la llamada telefónica a Moscardó incitándole a rendir el Alcázar y las palabras con su hijo que seria fusilado al no entregar la fortaleza resulta muy bien reflejada aunque hay un pequeño error pues el grado de moscardó en ese momento era de coronel, (fue posteriormente cuando Franco le ascendió a general), un mínimo lapsus perdonable que no influye para nada en la calidad de la obra y en el desarrollo de la trama y lógicamente explicable ya que las actuales enciclopedias de Internet (Wikipedia por ejemplo) se quedan con el último grado concedido a Moscardó cronológicamente: el de general, a la hora de presentar su biografía.

Digamos que toda esta escena es como un preámbulo, como una introducción para situar al lector, un inicio o embrión de la posterior trama. Si bien hay que decir que no es libro que trate, ni bien ni mal, ni de la guerra civil, ni del propio hecho del Alcázar, ni de la propia dictadura franquista de 40 años de vigencia. No es libro de Historia del Franquismo ni de la Memoria Histórica. Simplemente que la trama se inicia en un momento histórico concreto y ese fue el hecho militar en Toledo y ese fue el régimen que imperaba en aquel entonces. Si otro distinto hubiera sido el régimen de la época, igualmente se habría escrito la novela.

La trama empieza realmente en la actualidad, en 2010, en la misma Toledo pero setenta y tantos años después en una de las tantas tiendas de antigüedades que existen en Toledo, sobre todo en el casco viejo o centro histórico, tan cerca de los barrios judío y de los plateros.

La tienda de Julio Ballesteros, un anticuario toledano. La descripción del lugar, muy acertada, con una fisonomía exterior delantera de la tienda de aspecto mudéjar compartida con la parte posterior de estilo modernista donde el anticuario tenía su vivienda. La misma casa era su tienda y su vivienda.

El hallazgo de un autómata medieval...el ‘Hombre de Palo’, lleva a desvelar quien fue su autor: el italiano discípulo de Leonardo Da Vinci afincado en el Toledo imperial del siglo XVI llamado Giovanni Turriani, castellanizado como Juanelo Turriano; relojero, inventor, ingeniero de la corte del emperador Carlos V. Esto deriva en el descubrimiento de una reliquia de origen bíblico a la que se le atribuyó a la largo de la historia poderes sobrenaturales capaces de cambiar el mundo, de ver pasado, presente y futuro: La mesa de Salomón.

La trama o acción de la novela alcanza su punto intenso cuando tanto el Vaticano como el propio Estado y una organización neonazi se disputan hacerse con la reliquia para sus intereses.
El personaje de Juanelo Turriano está intrínsecamente vinculado con el autómata de madera y con la reliquia. Una reliquia que llegó a Toledo y que fue escondida en esta ciudad permaneciendo oculta varios siglos y descubierta durante el suceso inicial de la novela: el hecho heroico del Alcázar. Una reliquia que el régimen instaurado por los sublevados del Alcázar o sea, la dictadura franquista, puso a salvo volviendo a esconderla con el control tan solo de unos custodios de su secreto y de sus poderes (cuyos personajes aparecen en la novela) hasta que en la actualidad y tras mas de 70 años escondida, el principal personaje de la obra, el anticuario Julio Ballesteros, la descubre viéndose inmerso en una vorágine de acción, misterios, intrigas, violencia, suspense, asesinatos, conspiraciones junto a su socio en la tienda de antigüedades y a otros colaboradores; siendo todos ellos, personajes claves en la trama y su desenlace final. Un final que no voy desvelar porque han de descubrirlo ustedes.

Reconozco que la novela, sin ser autobiográfica, evidentemente, en ella los autores tienen un porcentaje de sus perfiles en los personajes y estos a su vez tienen parte de los mismos autores, o al menos de las aficiones y de las pasiones de Rafa y José Manuel por la historia antigua, por los secretos de la humanidad y por los misterios de temas inquietantes como Templarios, Cabala, Alquimia, Esoterismo, Gnosticismo o conocimiento de lo oculto.

El resultado final es una buena obra. Un libro de calidad con un estilo cuidado pero sencillo, natural, coloquial y actual sin caer en lo chabacano (incluso se permite algún taco propio del argot o trato entre colegas) para el narrador y los diálogos de los principales personajes de la actualidad.

Sin embargo, la parte histórica-documental sobre transcripciones literales y traducciones de textos antiguos en latín u otras lenguas es muy acertada, fidedigna y las explicaciones aunque parezcan de relleno en la novela, no lo son. Parecerán un rollo pesado. Pero no lo son. Es imprescindible y necesaria esa parte histórica-documental para el desarrollo de toda la trama porque describe el origen y la naturaleza de los misterios que encierra la novela y que los personajes tendrán que descifrar cuales códigos en clave para llegar al final de la cuestión: hallar la reliquia poderosa por la que pelean y hasta matan todas las partes implicadas: Estado, Vaticano, Neonazismo. Se nota pues, que sin ser historiadores profesionales ni especialistas, los autores han bebido mucho de múltiples diversas fuentes históricas y que se han documentado concienzudamente. La parte histórica – documental es muy acertada.

El libro está genial. Bien hecho. Bien iniciado, bien desarrollado y con un final en... (permítanme los puntos suspensivos aquí) que no voy a decir si es bueno o malo o si termina bien o mal pero que nos deja con ganas de más.

Y esta sensación de querer más que yo he sentido, que seguramente sentirán quienes lean la novela, es lo que hace que la obra sea buenísima.

Es cierto que, si bien la mayor parte del mérito es de los autores, también hay una mínima parte de éxito consecuencia de los asesores, consejeros, colaboradores y ayudantes que han tenido durante la creación y escritura de la novela. La idea como base, que los autores plasmaron inicialmente en su primer manuscrito original, es básicamente lo que luego se ha editado, aunque ellos tuvieron que reescribirla de nuevo experimentando así una posterior mejora que acabó puliendo la obra hasta llegar a culminar en lo que hoy ven ustedes, este libro. La correción ortográfica por especialistas ha rayado en la quasi perfección. Y todo ello, ya lo han agradecido con creces los autores.

Los autores no pregonan ni alardean de escritores, es más, saben que son noveles e iniciados en la literatura y que les queda mucho por perfeccionar, mejorar y aprender y en ello están porque escribir 'El Anticuario de Toledo les ha causado un síndrome, una enfermedad, un gusanillo, el ‘mono’, que solo se mata escribiendo...y a ser posible, publicando. Es el virus de la literatura que a todo el que empieza le contagia. De hecho ya están escribiendo su segunda novela por separado aunque también proyectan una segunda obra conjuntamente del estilo de 'El Anticuario de Toledo' pero con otro misterio, otro lugar, otra reliquia.

Esperamos ansiosos vuestras próximas obras y os deseamos suerte dándoos ánimo. Bienvenidos a la Literatura, pues.

Compren el libro y disfruten. El libro te va introduciendo, te engancha, te hace sufrir, te hace pedir más..yo quiero más y ustedes querrán más...pero...y...no, no, mejor descúbranlo ustedes. Pasen y vean. Muchas gracias y enhorabuena. 

Atentamente
JOSEP ESTEVE RICO SOGORB, Elche
(Mantenedor del acto de presentación del libro
y crítico literario de la obra)

(La presentación tuvo lugar el viernes 14 de diciembre de 2012 en la Librería Ali i Truc c/ Passeig Eres de Santa LLúcia, 5-7 de Elche ante un numeroso público que superó las 100 personas, pues abarrotó la librería resultando un éxito)


Josep Marín i Morell nació en el centro histórico de la capital autonómica, de la ciudad de Valencia, en 1932. Hijo de republicano valencianista, fue autodidacta haciéndose a si mismo desde su juventud en la dura postguerra. Representante de Farmacia, recaló en Elche donde casó con Marita Ferrer. 

 
Cuando los signos de identidad autonómicos peligraban al inicio de la transición, Marín crea Elche en 1976 el “Grup Cultural Ilicità Regne de Valéncia” (GCI) junto a su hijo mayor José Manuel (quién tuvo la idea) y junto a un amigo de éste llamado Leoncio Esclapez, con el objeto de defender y promocionar todo lo autóctono. 

Por aquel entonces, Marín es elegido miembro de la preautonómica “Taula del Pre-Consell” y de la “Coordinadora d’Entitats Culturals Valencianistes” de la que llegó a ser presidente.

Instaura en Elche los primeros cursos de valenciano del GCI por “Lo Rat Penat” para maestros y funcionarios desde 1978 a 1982 en la sede social de la entidad en la céntrica calle Daoíz.

Ingresa en “Unió Regionalista Valenciana” (URV), se asocia al “Grup d’Acció Valencianista” (GAV) y al “Patronato Histórico Artístico Cultural d’Elig” (PHACE) y funda “Unio Valenciana” (UV) en Elche siendo su cartel y candidato electoral y casi sale concejal en los comicios municipales de 1982 dentro de la candidatura de la entonces "Coalición Popular".

Defiende la Real Senyera arduamente en la epoca tristemente conocida como “Batalla de Valencia” participando en manifestaciones en pro de la identidad autóctona, corriendo peligro su integridad física, recibiendo amenazas y anónimos de muerte, aunque nunca se arredró: siempre se mostró valiente, osado y “echao pa alante”.

Firma la adhesión a las “Normes d’El Puig” para el valenciano y defiende una ponencia en el “I Congrés de la Llengua Valenciana” (que organizó el PHACE) en 1985 apelando a la unión y hermandad (germanor) o fraternidad entre todas las corrientes del Valencianismo y donde presenta el diccionario de la RACV junto al académico y decano de la misma, el poeta Xavier Casp en la Mutua Ilicitana (hoy Maz) en Elche.

Logra que la cuatribarrada catalana se reemplazara del balcón del Ayuntamiento por la Real Senyera Valenciana durante el mandato de Ramón Pastor como alcalde al inicio de la transición.
Es elegido directivo y cargo representativo de la Escuadra Romanos donde representa a César en el desfile de Pobladores de Elche.

Escribe opinión en la prensa ilicitana (“Canfali”, “Baix Vinalopó”, “Elche”, ‘Perfil de la Dama”…) sobre valencianismo e ilicitanismo con el seudónimo “Duende de las Casetas”.

Corresponsal deportivo del diario “Levante”, llega a entrenar asimismo a varios equipos infantiles ilicitanos de fútbol-sala que jugaban los sábados y domingos en el Parque Deportivo de Elche.

Crea en 1980 los prestigiosos galardones al Valencianismo e Ilicitanismo “Palmes Daurades” (que él llamó los “Nobel de la Valencianía”) convirtiendo Elche en la capital de la valencianidad al traer aquí a las más importantes personalidades valencianas y que hoy siguen siendo los decanos y más ilustres del ámbito valencianista.

Descubre al autoctonista y localista poeta ilicitano Tonico Sansano, a quién concede la “Palma Daurada”, propiciando después la modernización del GCI y de los galardones junto a la nueva joven directiva que hoy presido, apostando por el cambio actualizador de la entidad al apoyar que ésta se rebautizara con el nombre de Tonico Sansano.

Tras la debacle de UV se afilia a “Coalición Valenciana” que acaba abandonando decepcionado.
Recibe la “Palma d’ Or” y la “Presidencia Honorífica” del GCI por su trayectoria y méritos al frente de la entidad.

Aficionado del Elche CF y forofo del Valencia CF, funda la “Penya Valencianista Ilicitana ¡Ché, qué a gust!” bajo auspicio del GCI, última actividad antes de enfermar y de retirarse.

Josep Marin i Morell, "Pepe" para los amigos y como a él le gustaba que se le llamara, aunque fue capitalino al nacer en la capital autonómica, nunca fue centralista sino todo lo contrario. Para él, Valencia, no era solo la ciudad del Turia sino todo el territorio que incluye las tres provincias: Alicante, Castellón y Valencia. Por ello, sumó en sí mismo ambas identidades: Elche y Valencia y/o viceversa (lo local y lo regional) y sendos sentimientos: lo valenciano y lo ilicitano a la vez en armonía y equilibrio.

Jovial y alegre, aunque sanguíneo y pasional, siempre se sintió joven. Apostó por la juventud y se rodeó de jóvenes como yo en quienes confió. Eternamente le agradeceré que confiara en mí como su sucesor en el GCI. En el recuerdo quedarán sus vigorosos discursos, sus dedos en “V” de victoria por doquier, sus manos flameando “senyeres al vent”, sus brincos celebrando los goles de sus amados Valencia CF y Elche CF; y aquel “colpet” que daba con su mano sobre la mesa en tertulias, comidas, cenas, y reuniones.

Marín Morell fue un enamorado de la festividad del "9 d´Octubre" y acérrimo partidario de su celebración, asiduo asistente y participante en la procesión cívíca con su bajada de la Real Senyera incluida. En los últimos años y con su salud afectada dejó de asistir y con mucho pesar echaba de menos con añoranza no estar ante "su bandera, la bandera de tots els valencians". Marín vino a morirse unos días de esta festividad, nos dejó a vísperas de su querido "9 d´Octubre".

Aunque nos supuso un jarro de agua fría su pérdida o tal vez una "putada", lo cierto es que la mejor fecha que un valencianista puede "elegir" para fallecer es precisamente el "9 d´Octubre", y Marín se acercó bastante a ese "privilegio" falleciendo, sino el mismo día de esta festividad, al menos en su antesala, unos pocos días antes. Su ataúd fue cubierto por su propia real senyera valenciana y se le incineró con ella fundiéndose sus cenizas con las del máximo símbolo de identidad de los valencianos como es la bandera o senyera.

Pero Marín vivió toda su vida en el fondo de su corazón anhelando regresar a su ciudad natal después de muerto. Por eso, sus cenizas serán esparcidas por sus hijos en un acto privado en un bello lugar de la capital valenciana, a orillas del Turia y cerca de la Malvarrosa donde tanto paseó su admirado Blasco Ibáñez, otro valenciano, universal, que como Marín, también fue cubierto con su senyera en su entierro.

Marín, que tanto homenajeó a otros, se merece ahora que se le homenajee. Pronto lo haremos. Queda pues, Josep Marín i Morell en nuestros corazones y en la memoria histórica reciente de Elche y de la Comunidad Valenciana. Por siempre. In memoriam.

Por Josep Esteve Rico i Sogorb (Elche)
Presidente del Grup Cultural Ilicità Tonico Sansano