El sobrio antibelicismo narrativo de
Jesús Zomeño y el sutil erotismo poético de
Miguel Salinas ‘impregnaron’ el ambiente de la tetería ‘La Tartana’ en el 5º recital
del ciclo ‘Entre Versos e Infusiones'.
El tercer ciclo anual de recitales de poesía y narrativa
‘Versos e Infusiones’, organizado por la Agrupación y Tertulia Literaria ‘El Picudo
Blanco’ con la participación de la tetería ‘La Tartana’ como escenario y
con la colaboración del Consulado Comarcal de Poetas del Mundo y del Grup
Cultural Ilicità ‘Tonico Sansano’, avanza exitosamente y ya se acerca a
su ecuador. Estos recitales cada jueves se llevarán a cabo a lo largo de
tres meses, hasta mediados de junio. Cada sesión, con dos autores diferentes en
estilo y temática, recitando desde las ocho y media de la tarde durante 40
minutos una selección de sus poemas, inédita, publicada o mezcla de ambas. Tras los anteriores recitales de los pasados
jueves 14, 21 y 28 de marzo y 4 de abril a cargo de los poetas Ana Esmeralda,
Raimon Gonzálvez, Teresa Vives, Leonor Carmona, Antonio Aniorte, José Oliver,
Maria Biloba y Tania Torres; les tocó el
turno este reciente jueves 11 de abril a los poetas ilicitanos Jesús Zomeño y Miguel
Salinas.
Inició el recital el editor,
abogado, poeta y escritor Jesús Zomeño. Un autor local, que a sus cuarenta y
tantos años ha llegado a la madurez personal y literaria, pues lleva
escribiendo y publicando desde su adolescencia en el instituto. Es ya todo un experto
y está curtido en lides literarias. Poseedor de una larga y extensa obra tanto
en narrativa como en poesía, conocido fuera de Elche, incluso a nivel estatal.
Y como editor, es célebre su colección ‘Diarios de Helena’. Como anécdota, cabe
destacar su afición a coleccionar cascos militares de la Primera Guerra Mundial, hecho
histórico del que es un especialista y sobre el que gira una importante parte
de su obra literaria. Su último libro versa sobre el personaje de un soldado
belga de aquella ‘Gran Guerra’ de trincheras.
Zomeño desempolvó del
olvido, de su particular baúl de los recuerdos, unos relatos inéditos que él
mismo escribió hace unos 20 años y que recientemente descubrió de forma casual.
Relatos que ni siquiera recordaba haber escrito. Con voz calmada, bien modulada,
templada y cálida; fue leyendo una selección de páginas de su libro así como
algunos de tales relatos inéditos de la adolescencia. Zomeño presentó el tema
de la guerra como una excusa o un motivo para ofrecer con prosa descriptiva y
detallista y con un estilo cuidado o pulido de suma sencillez, una honda o
profunda reflexión de las pasiones y debilidades humanas, de las dificultades y
de los sentimientos críticos hacia el sistema en aquella época de 1914. Zomeño mostró la guerra de fondo, en segundo
plano. Recitó con sobriedad pero a la vez con crudeza lánguida, los avatares de
ese soldado belga, sin belicismos, sin militarismos; porque en el fondo lo que
recitó no fue un alegato a favor de la guerra (ni siquiera de aquella Primera
Guerra Mundial de 1914) sino todo lo contrario: una crítica en contra, sin
llegar al esperpento, pero denuncia al fin y al cabo. La descripción detallista
de la casa de aquel soldado belga bombardeada por unos y otros contendientes,
las palabras de este personaje criticando a tales adversarios (especialmente a
los americanos, de quienes comentaba que siempre sonreían y ofrecían tabaco),
la pormenorizada explicación del cadáver de su amada con especial hincapié en
sus puntiagudos pezones; entre otros aspectos, resultaron originales y algo
fuera de lo habitual dentro del ciclo de recitales de ‘La Tartana’. Zomeño, que se
ajustó a esos 45 minutos de tiempo, agradó sumamente y fue muy aplaudido.
A continuación, el joven
poeta ilicitano Miguel Salinas, revelación y promesa de la actual poesía local
y miembro de la Tertulia
‘El Picudo Blanco’ , recitó una selección de sus últimos poemas inéditos que
llevaba escritos a máquina en varios folios. Su recital ofreció una muestra
poética de su obra basada en una relación amorosa de pareja, pasando por los
distintos estadios o etapas de la relación: la inicial o de conquista, la
intermedia o de consolidación, la pasional marcada por el sexo, otra posterior
de simple cariño y la última, la de ruptura o alejamiento tras el tedio y hasta
llegar al recuerdo. Con voz cálida, suave y casi a susurro, fue desgranando
cada una de estas situaciones a lo largo de tal relación, con un estilo poético
claro y conciso impregnado de sutileza. Versos cortos, no muy largos. Poemas de
la pasión y atracción corporal con una bella descripción de la anatomía
femenina. Poesías del desenfreno junto a versos del despecho. Poemas de
erotismo sutil y de sexo con lujuria regado de borracheras. Amor y odio
intrínsecos y entrelazados, cogidos de la mano, concluyendo con unos versos
lánguidos, tibios y templados de despedida al amor que no está ya recalcando el
aspecto del recuerdo lejano, de la añoranza o de la nostálgica melancolía de aquella
relación. Salinas gustó bastante, fue aplaudido y algunos de sus poemas
agradaron más que otros. Incluso hubo poemas suyos que gustaron más que los de
Zomeño, sin embargo éste agradó en su totalidad. Quienes conocemos bien a Miguel Salinas y
conocemos toda su obra (pasada y actual) nos sorprendimos al acabar su recital.
Este joven poeta ha experimentado un evidente cambio evolutivo literario y
personal dando un paso hacia la madurez poética y hacia la sensatez. Ha
suavizado de su poesía, la contundencia desgarradora y la crudeza de sus
inicios revelando un estado de ánimo interior mucho más calmado. Estábamos
acostumbrados a aquel Miguel Salinas fuerte, enérgico, duro, sin pelos en la
lengua o en la pluma que no dejaba títere (o mujer) sin cabeza. Opiniones las
hay de todos los gustos. A unos les gustará su anterior poesía y a otros, la actual.
A menudo los poetas experimentan etapas de cambio y evolucionan. Juzguen
ustedes.
Al concluir el
recital, Jesús Zomeño y Miguel Salinas
se fotografiaron ante la fachada de la tetería ‘La Tartana’ junto a un
destacado grupo de escritores, periodistas y poetas ilicitanos como Antonio
Zapata, Francisco Gómez, Pere Vicente, Jesús Lozano, José Manuel SanRodri,
entre otros; en una instantánea imagen de recuerdo para la posteridad.
El ciclo de recitales continúa. Les esperamos este
próximo jueves 18 de abril a las ocho y media en ‘La Tartana’. Recitarán las
poetisas locales Ángela Daniela Díaz
y Conchita Rivera, madre e hija
respectivamente. Nos vemos allí. Y gracias.
Por Josep Esteve Rico Sogorb
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