"Ni el Poder ni la Gloria". Blog de Josep Esteve Rico Sogorb

Artículos de opinión e investigación sobre Historia, Lengua, Literatura, Arte, Cultura, Política, Sociedad, etcétera. La mayoría publicados en medios de comunicación en papel y digitales de todo ámbito territorial tanto en España como en el extranjero
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lunes, 2 de abril de 2012

Comuniones

Ya estamos en mayo. El mes por antonomasia de los trabajadores, de las flores –y de las alergias, que todo hay que decirlo- de la Virgen María y de las andaluzas Cruces. En el sur de nuestra Comunitat Valenciana o provincia de Alicante solemos más bien recordar a San Pascual Bailón el día 17 –con su feria o ‘porrat’- festivo en aquellos municipios donde el fraile estuvo y dejó huella como Elche, Aspe, Orito, Monforte del Cid, Novelda y Alicante, entre otros

Pero si en algo destaca este mes de mayo es precisamente en cuanto a Primeras Comuniones. Todos los fines de semana de mayo, principalmente los domingos, se celebran desde tiempos inmemoriales las ceremonias de la primera eucaristía para niños y niñas. Que quieren que les diga, sino que respeto enormemente al prójimo en cuanto a la libre elección de hijos y padres, de llevar a cabo o no, la 1ª Comunión.

Pero, no me parece bien que un niño o una niña, en el fondo, desee hacer la Primera Comunión por mor de regalos, banquetes y de lucir trajes de marinero, almirante, de novia o de ‘princesita sissi’. Si estas sensaciones las tienen la mayoría de ellos, si es asi como valoran un acto ritual y serio de compromiso doctrinal para con la religión católica, es que algo falla en el sistema. Los niños de tan temprana edad carecen de opinión y de convicciones propias. Son el reflejo de los padres y repiten lo que éstos les inculcan. Asi que, el desmesurado materialismo que muestra la mayoría de la chiquillada comulgante, se debe a sus progenitores, que suelen ser malos y nulos practicantes y que incluso siendo ateos o anticlericales deciden que sus retoños hagan la 1ª Comunión, ‘porque es tradicional, los demás -vecinos, amigos- también la hacen, hay muchos regalos, se luce un bello caro traje o vestido y se producen alegría e ilusión junto a la juerga en el banquete donde reunimos a la familia’.

Lo más penoso de todo esto es que muchos de los padres se empeñan y se endeudan hasta las cejas con préstamos y créditos durante varios años para pagar todos los gastos y costes de una 1ª Comunión que llega a ser casi tan cara como una boda. Si los padres pueden pagarlo, allá ellos, pero las familias que no llegan a final de mes y no se privan de tales ‘extras’, pasan dificultades, por lo que deberían ser más humildes y evitar calentar el endeudamiento familiar en la economía de una provincia como la nuestra donde acaba de subir el paro, han cerrado cientos de empresas y se han destruido miles de empleos.

Con menos materialismo y más sentido común se puede realizar una sencilla pero modesta 1ª Comunión sin faustos ni ostentaciones opulentas. El niño o la niña que comulgue lo vivirá igual de emotivo e ilusionante, reduciremos el endeudamiento familiar y quienes comulguen lo harán por convencimiento religioso. Y fíjense si todo esto es serio, que hasta la mismísima Iglesia –que también sabe de lujos y derroches- ha alertado sobre el problema. Por algo será.

Por Josep Esteve Rico Sogorb

Bodas, casamientos, casorios...

Estamos en época de bautizos, algo de comuniones y muchas bodas tanto por lo eclesiástico como por lo judicial. Una temporada ‘alta’ en estos tipos de celebraciones, que abarca desde marzo a septiembre. Ahora es principio de junio y faltan algo más de 15 días para el inicio del solsticio de verano.

Vienen bodas, casamientos y ‘casorios’. Con esta palabra popularmente conocemos o llamamos jocosamente a todo lo referente a cuando dos personas –hoy, civilmente del mismo o distinto sexo- deciden unir sus vidas ante el sacerdote, el juez, el alcalde o cualquier concejal.

Se da más o menos un empate sobre el nivel de uniones y al índice de separaciones/divorcios en todo el Estado. España es el lugar de la UE donde más han aumentado las rupturas, aunque las bodas, según unas encuestas u otras, han descendido levemente o tal vez se mantienen.

Lo fuerte de todo el ‘tinglao’ matrimonial es el millonario gasto total en: traje, vestido, coche, misa, fotógrafos, banquete, viaje de luna de miel. Una friolera cantidad alrededor de los seis mil euros o incluso superior, de forma que muchos novios se empeñan hasta las cejas -más de lo que ya están- en créditos a larga temporalidad no solo en el piso o vivienda sino también en todo aquello de la boda. Asi que más de cuatro se quedan ‘tiesos’ y con el bolsillo vacío o lleno de polvo y telarañas. Llámese ‘deudas’.

Y los que hacen el ‘agosto’ o se enriquecen son los restaurantes, las tiendas de ropa de novios –para mayor ‘inri’ si son franquicias– las empresas de despedidas de soltero –actividad asimismo cara y a veces problemática con excesos– las agencias de alquiler de ‘limusinas’, etcétera; porque las mises son lo más barato del ‘tinglao’ casatorio y los actos en juzgado y alcaldía son gratuitos. Menos mal.

Según la envergadura y el coste económico clasificamos como ‘boda’ cuando se celebra por todo lo alto -boato–, consideramos ‘casamiento’ para una cosa media –normal-, y decimos ‘casorio’ a aquello que resulta más asequible, ahorrativo –o pobre– y rápido. Aunque puedan significar lo mismo; son tres estados, categorías, niveles o escalafones diferentes.

En definitiva, casarse es un lujo y un derroche. Si hubiera humildad y austeridad...

Por Josep Esteve Rico Sogorb