
Josep Esteve
Rico Sogorb
Por el gasto y el empleo
público
La Banca
tiene un gran poder sobre los centros político- administrativos de decisión. Y
lógicamente, en los propios partidos. Coincido con varios expertos en que sería
bueno que el Estado Español aumentara el gasto público para que se diera un
estímulo económico, pero siendo realistas y a tenor de las posturas de los
líderes políticos españoles y de sus tesis en economía, creo que estos no lo
harán nunca por culpa precisamente de ese poder de influencia que la Banca
irradia sobre ellos.
Ningún partido ha pedido tal aumento del gasto público (que hubiera originado
un empuje o impulso económico a semejanza de Estados Unidos y de otros países.
Un impulso mínimamente costoso, precisamente en España, que es el país de la UE
con el gasto público más bajo por habitante); únicamente el PP sigue desde hace
lustros empecinado, defendiendo reducir el gasto público y el PSOE en el
Gobierno, continúa al menos manteniéndolo tal cual está. Y claro, la Banca no
desea esto pues es contraria a aumentar el gasto público (piensa que así
obtendrá menos ingresos y ganará menos o que tendrá pérdidas) porque ella es
privada, no es pública. La Banca no está nacionalizada aunque tengamos un
regulador y controlador Banco de España al servicio del Gobierno, del Estado y
los partidos así como sus líderes políticos no se atreven a agraviarla, que
para las campañas electorales bien que necesitan éstos los créditos millonarios
de la Banca.
Los 400 euros por persona de desgravación en la declaración de la renta que el
Gobierno de España aplicó hace unos años como intento de estimular la demanda y
potenciar la economía, como si fuera un cheque para los contribuyentes; apenas
se ha notado su efecto en los bolsillos de los ciudadanos, resultando algo
regresivo y discriminatorio que no logró aumentar el consumo de las rentas más
bajas que poseen menos ingresos y se gastan o consumen todo lo que reciben,
sean salarios o ayudas como ésta. La medida de los 400 euros fue un calco de la
que EE.UU. aplicó logrando un irrisorio incremento tímidamente estimulador del
gasto público: 1% del Producto Interior Bruto.
Efectivas medidas para salir de esta crisis serán las que logren que de las
rentas más elevadas o millonarios vayan caudales hacia quienes menos poseen:
las clases bajas y medias, que son las que más consumen y menos ahorran porque
no pueden al no llegar a fin de mes. Que los ricos paguen o contribuyan más
contra la recesión de manera que el soporte real de la crisis se distribuya
proporcionalmente, aportando más aquellos pues ahorran e invierten mucho y
consumen poco.
Han de cambiar las políticas fiscales-económicas aplicadas en España en las
últimas décadas tanto por la socialdemocracia como por el neoliberalismo y el
conservadurismo. Todas han sido igualmente regresivas y han producido
desniveles de rentas per cápita. Los ricos son cada vez más ricos aunque
existan menos en la actualidad pero los pobres son cada vez más pobres (y hay
más cantidad de pobres) aumentando enormemente. Las clases medias se han
empobrecido perdiendo poder adquisitivo y reduciéndose como motores económicos.
Estas desigualdades se paliarían bastante si se aumentara la inversión pública
en servicios (Sanidad, Servicios Sociales, Escuelas Infantiles, Recursos
Humanos...) para crear puestos de trabajo, que falta hacen, pues se han perdido
miles y ya hay millones de parados con visos a aumentar. España tiene el índice
más bajo de empleo público de la UE precisamente en tales servicios. Reducirlo
traería consecuencias negativas. También se podrían dar cheques al consumo o de
ayudas a los ciudadanos o realizar inversiones públicas en obras y transportes.
Y hoy, la crisis permite que el gasto y empleo públicos aumenten para dar un
empuje al bajo y ralentizado consumo mínimo de la mayoría de la población. Yo,
de Sánchez, no me lo pensaría dos veces...
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