"Ni el Poder ni la Gloria". Blog de Josep Esteve Rico Sogorb

Artículos de opinión e investigación sobre Historia, Lengua, Literatura, Arte, Cultura, Política, Sociedad, etcétera. La mayoría publicados en medios de comunicación en papel y digitales de todo ámbito territorial tanto en España como en el extranjero
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viernes, 9 de abril de 2021

 TANTO TIENEN, TANTO VALEN


En general, está desapareciendo la clase media, otrora, motor impulsor de la economía e industria y que ante la actual recesión y presentes cambios, va a menos. No es una excepción. Y además, disminuyen los altruismos desinteresados o entregados al arte, a la ciencia y a la cultura. Nuestro actual depredador y hostil sistema, fuertemente competitivo y estresante, nos obliga, nos conmina o conduce inevitablemente al consumismo y al materialismo más recalcitrantes. Todo lo miramos y valoramos por, para, a través, del dinero; porque, 'la pela es la pela'. Los menos, se conforman con billetes. Los más, -o VIPS- se mueven entre maletines y golpes de talonario. Pero la mayoría de la sociedad antepone lo material y económico, frente a sentimientos, principios y valores practicando por doquier aquello de 'tanto tienes, tanto vales'.

Por desgracia y lamentablemente, quienes sufrieron alguna vez en sus carnes los efectos devastadores de la mala suerte y del infortunio; saben que se siente y como se vive o malvive. Sin quererlo ni comerlo, sin desearlo, por el capricho de la Diosa Fortuna que pasó de largo y por causas ajenas a la propia voluntad; se vieron de repente sumidos en una situación de precariedad y carencia económicas, de ausencia de empleo, de pérdida de patrimonio. Alguien,  allegado y querido, les 'engañó', consciente o inconscientemente. Voluntaria o involuntariamente. Por activa o por pasiva. Y fueron perdedores. Y se esfumaron en el aire los 'castillos' que habían alzado con esfuerzo, dedicación y espíritu ahorrativo. Conocieron la pérdida de viviendas, tierras, negocios, dinero y demás bienes. Sintieron el azote de los embargos judiciales. Y supieron el verdadero y amargo sabor de la derrota en la hora aciaga del antihéroe. Experimentaron el dolor de las 'traiciones' de un ex-socio, de un antiguo amigo , de un familiar o de un entonces cónyuge. Y el mal, a través de éstos, les fue transmitido.

Hoy, muchos están 'tocados', tal vez para siempre, tal vez para el resto de sus vidas con algunas 'cruces' a la espalda. Continúan realizando titánicos esfuerzos casi agónicos para salir a flote, pero no cunden. Es, como si una 'mano negra' se interpusiera evitando que 'resuciten', que salgan del pozo y se recuperen. Y así, pueden estar años. Mientras esto sucede, quienes antes, en los buenos tiempos, les demostraban su apoyo y ayuda a su lado; ahora, alejados, les obvian, subestiman y  marginan. Miran de reojo y por encima del hombro. Les manifiestan su lástima y les critican despectiva y peyorativamente como si aquellos, los perdedores, fueran parias o unos 'don nadie' e incluso les niegan el saludo y se burlan. 

O sea que, como ya no tienen nada, no son nada ni nadie. Ni siquiera les sirve el recuerdo de lo que los sufridores fueron y del esplendor que tuvieron. Sobre todo, si destacaron antaño en 'cosas para soñadores que no dan de comer' como el arte y la cultura más que en lo económico. Esto les impide formar parte de instituciones de prestigio social, de 'alto standing', donde brillan el poder, el renombre, la economía, lo material; en detrimento de lo sentimental, de la sensibilidad, de la cultura, de la formación, de la ética...que deberían ser los criterios lógicos y naturales de la Sociedad. 

Visto lo visto, y con el alma por los suelos, hundidos y decepcionados; muchos perdedores se rendirían ante la evidencia convirtiéndose en seres materialistas y despiadados para no dejar títere con cabeza. Y la culpa sería de la hostil sociedad que les obliga a ello. Pero en el fondo no quieren...no quieren...

Josep Esteve Rico Sogorb
Escritor y periodista

 NADIE ES PROFETA EN SU TIERRA

Cualquier ciudad es sitio de contrastes. Frente a la belleza paisajístico-urbanística de las ciudades y los pueblos, se contraponen connotaciones negativas, evidentemente, mejorables o eliminables. Es por ello que resulta contradictorio y sorprendente que todas las culturales e históricas urbes tengan un mínimo lamentable 'chovinismo' generador de indiferencia e ignorancia, de pasividad y desprecio o de desagradecimiento y olvido, cuanto menos, de envidia -tan común y española-. Estas connotaciones, aunque mínímas, se suelen prodigar entre la ciudadanía y la administración municipal, existiendo casos de marginación y discriminación -quiero creer que inconscientes e involuntarios, por simple inercia- hacia esa parte minoritaria de la población que lucha por abrirse camino en diversas artes como: música, pintura, escultura, literatura, cine, etcétera.
 
Me resisto a aceptar que aquello de 'nadie es profeta en su tierra', cual dogma inamovible, no pueda ser erradicado. Es un tópico dañino y perjudicial para cualquier sociedad, especialmente la urbana. Siglos con sambenito a cuestas, al que muchos se resignan y que cuesta superar. La administración falla a veces menguando su apoyo a jóvenes 'revelación' y a maduros artistas, salvando excepciones afines, obviando la existencia de verdaderos genios ideológicamente diferentes, neutrales, imparciales, independientes y 'políticamente correctos'.
 
Es una pena que se paralicen subvenciones 'por falta de presupuesto municipal'. Es una lástima que se acumulen las promesas 'in voce'. El artista revive en sus adentros -mente, corazón y ánima -el notarse paria o desheredado, descastado o marginado hasta sentirse escritor mediocre y poetucho arruinado cuando la autoestima desciende. El sufrido creador malvive, perjurando para llegar a final de mes mientras casi nadie compra sus obras y las palmaditas hipócritas en la espalda duelen como puñales. Al igual que Baudelaire criticaba la incomprensión del público hacia su obra literaria en su poema al lindo chucho, el artista localista se siente incomprendido y desamparado por la sociedad y la administración urbana. Ante esto, conozco algunos artistas que se encuentran psicológicamente hundidos, anímicamente enojados o emocionalmente decepcionados con el poder municipal y sin  saber cuándo acabará esta injusta situación. Aún es poco e insuficiente el apoyo de los ayuntamientos a los artistas locales. Han de volcarse mucho más, plenamente y a tope, pero con todos. Sin distinciones. Aunque me temo que proseguirá el inmovilismo.
 
Y es que, lamentablemente, 'nadie es profeta en su tierra'.
 
Josep Esteve Rico Sogorb
Escritor y periodista