Cocaína y juventud

La cada vez más tempranera edad de inicio de los jóvenes españoles en el consumo de cocaína - a los 18 y en algunos casos incluso antes- resulta alarmante, grave y preocupante. Ya no sólo el porcentaje de la población jóven que reconoce haber tomado esporádica y puntualmente esta droga o aquella porción de la población que la ingiere habitualmente e incluso es dependiente, sino el hecho de que el comienzo o primera vez se adelante tanto que se demuestra precoz.

El consumo de cocaína ha aumentado exageradamente en España, aunque en unas zonas más que en otras; por ejemplo, donde más, al parecer, en Ceuta, Melilla y Canarias, donde su precio es menor que en la península y hasta en algunas ocasiones los consumidores de estas autonomías son invitados a tomar gratis por parte de los suministradores.

Entre los diversos factores que explican esta situación y el alto índice de consumo de la cocaína frente a otras drogas en receso como el alcohol, se hallan el abaratamiento del precio de mercado negro al consumidor y la utilización para fines sexuales como excitante sustancia aparentemente mantenedora y prolongadora de la erección.

Antes, el vulgo, usaba el alcohol para deshinibirse o perder la timidez, ayudar a retrasar la fustrante eyaculación rápida y a perdurar un tanto más la virilidad del miembro masculino. Hoy se sabe, gracias a la ciencia médica, que estas consecuencias son meros espejismos y que la ingesta de alcohol en general y en abuso lejos de lograr tales beneficios consigue el efecto contrario o anulación de la respuesta sexual.
Con la cocaína sucede parecido o similar por no decir igual. Tras un corto pero raudo "subidón" excitador, la "bajada" es estrepitosa y engaña o fustra tanto como dejando a medias a los consumidores, que éstos han de repetir constantemente la ingesta con sucesivas tomas, lo que intoxica paulatinamente al organismo que pide más y más para mantener el ritmo o nivel, para que no decaiga el "subidón".

Pero lo más grave es el fácil acceso de la cocaína entre los jóvenes españoles entre 15 y 30 años, al margen de la frecuencia de consumo individual de cada cual. En Ceuta, Melilla y Canarias, primeros puntos de arribada de la droga originaria de América, nueve de cada diez de estos consumidores, como antes comenté, la prueban sin pagar, gratis, alguna vez. Y yo me pregunto, ¿los distribuidores o "camellos" se pueden permitir el "lujo" de invitar en alguna que otra ocasión al año a los consumidores, sean éstos ocasionales o habituales?

Si es así y son los vendedores al menudeo o los medianos y grandes traficantes quienes invitan gratuitamente, es porque podrán, lo que supone que ganan mucho dinero con la venta cotidiana de cocaína. Ello da una idea del dinero negro que la droga -sobre todo, la cocaína- mueve en España y por supuesto en lugares como Ceuta. Dinero que se pierde y que no repercute en las arcas del Estado ni en las de esta Ciudad Autónoma. Dinero que no se usa en crear empleo, mejorar la Sanidad, ayudar al empresariado o en crear infraestructras como carreteras, por citar ejemplos. Dinero con el que se están lucrando unos pocos pero que está matando poco a poco la salud a una mayoría de consumidores.

Urge una simbiosis de acción conjunta en coordinación, de los agentes competentes en el asunto: Sanidad, Salud Pública, Fuerzas Policiales, Justicia, Estado y Ciudad Autónoma. Más control. Y prevención, mucha prevención. Campañas explicativas, informativas y asesoramiento. Como en los accidentes de tráfico. Porque a este paso, muchos jóvenes no llegarán a los 40, y los que lleguen, lo harán con el agravamiento de su salud.

A ver si entre todos se conciencia a la población y el próximo año podemos hablar de disminución del consumo de cocaína en no solo en Ceuta, Melilla y Canarias, sino en toda España.

Por Josep Esteve Rico Sogorb