EL ABUSO PUBLICITARIO DE LAS CADENAS TELEVISIVAS
Reconozco la importancia de la publicidad en la vida, tanto
a nivel individual como colectivo, tanto en el ámbito privado como en el
público y defiendo su utilización, pero a la vez abogo por un adecuado y
equilibrado uso de la misma sin llegar al extremo del abuso y del cansino
hartazgo del consumidor final. Cruzar la línea roja o límite en publicidad
tiene negativas consecuencias.
Entiendo, comprendo y acepto que las cadenas televisivas
“vivan” (se nutran, se abastezcan o se mantengan económicamente y se
autofinancien) de la publicidad. Asimilo y hasta veo bien que las empresas
privadas se anuncien y promocionen sus productos o servicios en las cadenas
televisivas. Pero lo que no es de recibo es que el total de espacio
publicitario diario en la inmensa mayoría de ellas sea sumamente abusivo hasta
la saturación, hasta la exageración; sobrepasando, triplicando cuanto menos al
total de tiempo de programación.
Es desproporcionado que cada quince minutos de película o de
programa, las cadenas televisivas apliquen muchos tramos publicitarios de
quince minutos, con lo que cualquier programa se alarga el doble o más con
cuatro, seis u ocho tramos publicitarios de quince minutos. Y no digamos cuando justo después de quince
minutos de publicidad, al minuto, cortan de repente el programa y te arrean un
“volvemos en 1 anuncio” o un cortito “volvemos en 1 minuto” que nunca son
exactos sino que se exceden en pelín. Y nos decimos “¿Otra vez publicidad? ¡Pero
si hace cinco minutos hemos tenido quince de publicidad! ¡Qué pesadez!”
Cansa, agota, desespera, inquieta, agobia y produce ansiedad
en muchos espectadores. Contra tal abuso, hacemos zapping, cambiamos de canal
y, oh, sorpresa: el nuevo canal elegido también está en pausa publicitaria de
similar duración. Como si se pusieran de acuerdo todas las cadenas televisivas,
pertenezcan o no a los mismos grupos empresariales. Si son del mismo grupo, es
lógico que coincidan en las pausas publicitarias pero si son competencia,
también coinciden. Como si se espiaran mutuamente. Criterios de competitividad.
Es necesario que alguien o algo (las empresas audiovisuales,
el Gobierno, la Ley…) regulen la publicidad en las cadenas televisivas
privadas, centrando, ajustando y equilibrando la aparición y la duración de los
anuncios evitando el abuso, el derroche, la exageración, la saturación, el
cansino y pesado hartazgo y la desesperación del consumidor.
Ya sé que hoy la situación no es la de hace 40 años cuando
no habrían cadenas privadas, cuando las dos cadenas públicas eran las únicas.
Entonces la publicidad aparecía durante cinco, diez o quince minutos cada hora
de programa, fuese una película, una serie o un concurso. Se decía que lo justo
para ir al aseo. Y lo normal para las vejigas siempre ha sido orinar cada tres
o cuatro horas. Quizá aquello era poco tiempo publicitario pero no nos
quejábamos. Ahora, nos hemos ido de un extremo a otro. Por favor, un término
medio, pero ya, que esto no hay quien lo aguante.
Josep Esteve Rico Sogorb
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