"Ni el Poder ni la Gloria". Blog de Josep Esteve Rico Sogorb

Artículos de opinión e investigación sobre Historia, Lengua, Literatura, Arte, Cultura, Política, Sociedad, etcétera. La mayoría publicados en medios de comunicación en papel y digitales de todo ámbito territorial tanto en España como en el extranjero

lunes, 2 de abril de 2012

Bodas, casamientos, casorios...

Estamos en época de bautizos, algo de comuniones y muchas bodas tanto por lo eclesiástico como por lo judicial. Una temporada ‘alta’ en estos tipos de celebraciones, que abarca desde marzo a septiembre. Ahora es principio de junio y faltan algo más de 15 días para el inicio del solsticio de verano.

Vienen bodas, casamientos y ‘casorios’. Con esta palabra popularmente conocemos o llamamos jocosamente a todo lo referente a cuando dos personas –hoy, civilmente del mismo o distinto sexo- deciden unir sus vidas ante el sacerdote, el juez, el alcalde o cualquier concejal.

Se da más o menos un empate sobre el nivel de uniones y al índice de separaciones/divorcios en todo el Estado. España es el lugar de la UE donde más han aumentado las rupturas, aunque las bodas, según unas encuestas u otras, han descendido levemente o tal vez se mantienen.

Lo fuerte de todo el ‘tinglao’ matrimonial es el millonario gasto total en: traje, vestido, coche, misa, fotógrafos, banquete, viaje de luna de miel. Una friolera cantidad alrededor de los seis mil euros o incluso superior, de forma que muchos novios se empeñan hasta las cejas -más de lo que ya están- en créditos a larga temporalidad no solo en el piso o vivienda sino también en todo aquello de la boda. Asi que más de cuatro se quedan ‘tiesos’ y con el bolsillo vacío o lleno de polvo y telarañas. Llámese ‘deudas’.

Y los que hacen el ‘agosto’ o se enriquecen son los restaurantes, las tiendas de ropa de novios –para mayor ‘inri’ si son franquicias– las empresas de despedidas de soltero –actividad asimismo cara y a veces problemática con excesos– las agencias de alquiler de ‘limusinas’, etcétera; porque las mises son lo más barato del ‘tinglao’ casatorio y los actos en juzgado y alcaldía son gratuitos. Menos mal.

Según la envergadura y el coste económico clasificamos como ‘boda’ cuando se celebra por todo lo alto -boato–, consideramos ‘casamiento’ para una cosa media –normal-, y decimos ‘casorio’ a aquello que resulta más asequible, ahorrativo –o pobre– y rápido. Aunque puedan significar lo mismo; son tres estados, categorías, niveles o escalafones diferentes.

En definitiva, casarse es un lujo y un derroche. Si hubiera humildad y austeridad...

Por Josep Esteve Rico Sogorb

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