"Ni el Poder ni la Gloria". Blog de Josep Esteve Rico Sogorb

Artículos de opinión e investigación sobre Historia, Lengua, Literatura, Arte, Cultura, Política, Sociedad, etcétera. La mayoría publicados en medios de comunicación en papel y digitales de todo ámbito territorial tanto en España como en el extranjero
Mostrando entradas con la etiqueta palma blanca. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta palma blanca. Mostrar todas las entradas

lunes, 2 de abril de 2012

Domingo de Ramos en Elche, símbolo de ilicitanismo

Después de unas ‘Palmas Doradas’ -premios del Grup Cultural Ilicità ‘Tonico Sansano’ del pasado 25 de marzo- vienen otras. A siete días de diferencia.

Se trata de las espigadas palmas amarillas, -blancas, doradas- y los artesanales ramos trenzados a mano, de los mismos colores y que el Domingo de Ramos llenan las calles de la ciudades de la Cristiandad con la celebración de la entrada triunfante de Jesés en Jerusalén.

El premio ‘Palma Dorada’ -concedido al pueblo de Elche y a su Ayuntamiento como representación popular y que recogió el concejal de Cultura- tomó su nombre y su aspecto de la mismísima palma de domingo de ramos.

La larga palma y el ramo artesanal procesionales que la gente lleva acompañando a la imagen de Cristo montado en una burrita, se realizan en Elche.

La localidad ilicitana posee en torno a la palma una artesanía única en el mundo y por tanto 'sui géneris' como autóctona y local ‘denominación de origen’ gracias a la milenaria actividad de las familias hortelanas ilicitanas, tradicionalmente, de generación en generación.

La espigada palma se logra por el ocultamiento al sol de las hojas de la palmera y por eso se dora, quedando blanca o amarilla, mediante ‘encaperusament’, capucha o funda de plástico principalmente, conteniendo el cogollo y que se ata con cuerdas.

El ramo artesanal se confecciona trenzando, enlazando las hojitas de palma y rizándolas –parecido a hacer cuerda de esparto -, dándole formas geométricas, ornamentales y simbólicas, destacando la figura de la Patrona de los ilicitanos, la Virgen de la Asunción.

Mención merecen los espectaculares ramos que compiten en concurso y aquellos que se envian a diversas personalidades como jefes de Estado y presidentes de Gobierno.

El Domingo de Ramos de Elche, -procesión y artesanía- como celebración popular es también único en el mundo. Miles de ilicitanos damos comienzo a la Semana Santa llenando las céntricas calles y ofreciendo así un precioso mosaico dorado.

Los turistas extranjeros se hartan a hacer fotos, se maravillan de las excelencias de la ciudad -gracias a la promoción desarrollada desde la declaración de Fiesta de Interés Turistico Internacional- y se empapan de ilicitanismo.

Por ello, el Domingo de Ramos de Elche es signo de identidad cien por cien propio, auténtico y puramente ilicitano. Cojamos la palma o el ramo y demostremos en la calle nuestra ilicitanía.

Semana Santa Ilicitana

El multitudinario Domingo de Ramos –a pesar de la amenaza de lluvia- dió paso a la Semana Santa ilicitana con la entrada triunfante de Jesús. En Elche es algo único, destacando esa ‘alfombra’ o ese ‘mosaico’ dorado de miles de palmas y ramos autóctonos que anualmente llenan las céntricas calles como un signo de identidad local. Todo un símbolo de ilicitanismo.

Las cofradías ilicitanas son numerosas y heterogéneas. Las más antiguas e históricas, son de inspiración propia local o localista. Las más recientes y novedosas, en su mayoría, son copias o réplicas de cofradías andaluzas y se inspiran en la idiosincrasia y esencia de la Semana Santa de Sevilla, Granada o Córdoba en cuanto a música, vestimenta, ornamentación, imágenes, pasos, tronos, forma de desfilar, etcétera.

Sin nada en contra de esta magnifica e impresionante tendencia andaluzadora –sin ánimo de molestar a los cincuenta mil andaluces de Elche- que avanza in crescendo y que cada año contagia un poco más a la Pasión ilicitana–voces críticas abogaron por incrementar y potenciar el ilicitanismo semanasantero– es necesario hacer en positivo un llamamiento a cuidar, defender, mantener, mimar y fortalecer lo auténtica y genuinamente nuestro.Y la Semana Santa ilicitana –como la de cada pueblo–debe ser local y propia, diferente y diferenciada. Ambos estilos, el andaluz y el ilicitano, deben coexistir en equilibrio sin supremacía de ninguno.

Entre las cofradías históricas ilicitanas y sin andaluzar destacan además de la del Domingo de Ramos –‘La Burreta’– San Juan y la Palma –coincidente con el ‘Misteri’- La Oración del Huerto –con una palmera datilera, más ilicitanismo, imposible– el milagroso Cristo de Zalamea, El Nazareno, La Caida, La Negación de San Pedro –‘El Gall’– la Virgen de los Dolores o Soledad –‘Mare de Déu de les Bombes’ en alusión a sus farolas– y el Cristo Resucitado del Domingo de Gloria que cierra la Semana Santa y recibe a la popular fiesta ilicitana y valenciana de la ‘Mona’, otro elemento autóctono.

Todo sea por no perder identidad: potenciemos lo que nos diferencia y nos da personalidad propia, incluso en el seno de la Semana Santa ilicitana.