"Ni el Poder ni la Gloria". Blog de Josep Esteve Rico Sogorb

Artículos de opinión e investigación sobre Historia, Lengua, Literatura, Arte, Cultura, Política, Sociedad, etcétera. La mayoría publicados en medios de comunicación en papel y digitales de todo ámbito territorial tanto en España como en el extranjero
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miércoles, 12 de marzo de 2014



¿Quien le pone el cascabel al gato?

Por desgracia, respecto a Ceuta y Melilla hoy abundan más las crónicas 'negras' que las buenas noticias. Destaca la problemática de la avalancha de los subsaharianos ante la valla fronteriza. Es la crónica 'estrella'. Una situación compleja y difícil de resolver de forma total y definitiva, pues está formada por varios factores en juego: la vertiente diplomática, los derechos humanos, el tema fronterizo, la política inmigratoria, la atención sanitaria, entre otros. Es doloroso ver como la mayoría de subsaharianos, desesperados, intentan cruzar la reja. Es doloroso ver como muchos llegan deshidratados o como algunos mueren en el intento por conseguir una vida mejor. Pero aqui se producen sensaciones opuestas que no están reñidas. Podemos sentir pena, lástima y dolor por las connotaciones humanitarias del problema y a la vez experimentar indignación ante la "invasión" virulenta y forzada de una marabunta de subsaharianos que histéricos, han llegado a deteriorar incluso partes de la metálica reja fronteriza.

Podemos indignarnos e incluso discrepar del uso de pelotas de goma, abusivas en la dictadora, para controlar y dispersar las  avalanchas de subsaharianos. Podemos indignarnos al comprobar que cada dia ellos son más, que cada día  aumentan en número, que cada dia ante la frontera se repite la misma historia, que quienes optan por atravesar a pie la reja ya son mayoria frente a quienes eligen la patera por mar por ser más tranquila y pacífica e igualmente menos agresiva e impactante. Es evidente que, detrás de estos subsaharianos desesperados, debe haber un cúmulo de intereses -intermediarios que se lucran, gobiernos de paises tercermundistas antidemocráticos que permiten y cuando no fomentan que parte de sus ciudadanos huyan e intenten pasar a Europa, entre otros aspectos- que afectan por doquier: a los propios ceutíes y melillenses que ven sus ciudades avasalladas con violencia, a las fuerzas de seguridad del Estado que trabajan por controlar la frontera, al Gobierno Central, a las relaciones exteriores diplomáticas entre países implicados, a la propia imagen tanto de Ceuta como ciudad y de España como Estado...y hasta a la misma Europa, cuyo Parlamento tiene también su parte de responsabilidad en el asunto, sobre todo en cuanto a políticas diplomáticas, inmigratorias y fronterizo-territoriales.

Es cierto, y hasta lícito, que cualquier ser humano busca la prosperidad incluso fuera de su lugar de origen. Emigración e inmigración siempre han existido desde que el Hombre pobló la tierra. El nomadismo y la trashumancia son tipos de emigración. Hoy, nuestros jovenes emigran al extranjero para estudiar, completar su formación y trabajar, a veces en lo que sea. En definitiva, para labrarse un futuro mejor. Nuestros padres y abuelos buscaron lo mismo y emigraron a Alemania, Suiza, Francia, Argentina, México y Cuba. Eso si, nuestros parientes no provocaron avalanchas violentas y sangrientas. Ni siquiera los antiguos 'cayucos' canarios fueron comparables con las numerosas pateras que vienen cruzando el Estrecho desde hace décadas. Y en cuanto a los destinos europeos de nuestros padres y abuelos, ellos se establecieron en Alemania, por citar un ejemplo, en virtud de unos acuerdos bilaterales que condicionaban un número concreto de puestos de trabajo para evitar precisamente las olas inmigratorias abusivas. Mano de obra extranjera, sí, emigración si; pero solo las justas y necesarias con control e impermebilización fronteriza ante avalanchas u oleadas incontroladas.

Dicen que un problema se acaba cuando se erradica de cuajo desde la raíz del mismo. Vulgo dixit "muerto el perro se acabó la rabia". En los casos de las avalanchas fronterizas y oleadas de pateras, ir a la raíz, al origen, será dificultoso. La solución sería muy difícil, por no decir imposible, si detrás de todo esto no existiera lo que existe ni hubiese lo que hay. La solución final no arribará si detrás de tantos subsaharianos continúan estando quienes están. Manos ocultas que los mueven o dirigen hacia aqui, que mueven hilos en la sombra provocando lo que vemos en los telediarios y leemos en los periódicos. Es evidente que los subsaharianos no son los culpables. Más bien son las víctimas. Están siendo manipulados, usados y utilizados con la promesa de un fututo mejor. Vulgarmente, nos los envían aqui. Nos los dejan en la puerta.

Acusar a los gobiernos de ciertos países africanos de favorecer, facilitar, fomentar y permitir tales avalanchas de subsaharianos seguramente sería "dar en el clavo" del origen o raíz del problema. Aunque supondría tensiones diplomáticas. Tal vez por ello, por parte del Gobierno Central y del Parlamento Europeo existan cautela, precaución, tacto, tiento y hasta cierto temor 'a coger el toro por los cuernos' de una vez por todas. A veces la solución final puede ser dolorosa, drástica y conflictiva. Quizá por ello, sea mejor hacer lo que los gallegos: "no meneallo". Y asi estamos. Así nos va. Así seguimos y así continuará el problema, so riesgo de eternizarse ¿hasta cuando?

Si el Gobierno Central y el Parlamento Europeo saben cual es el origen de tales avalanchas y oleadas y conocen qué y quienes son los culpables desde el principio, quizá el problema sea "¿quien le pone el cascabel al gato?".

Por "Jose Sogorb" (Josep Esteve Rico Sogorb)
Ex redactor de los diarios ceutíes El Periódico y El Faro
Blogger en ceuta.com 

lunes, 2 de abril de 2012

Medios y eficacia contra la Violencia de Género en Ceuta

Por regla, las estadísticas acerca de problemáticas sociales tienden a generalizar, a globalizar, y no registran excepciones como casos personales o hechos sectoriales.

En la casuística de la violencia de género -o de géneros, caben matizaciones- el porcentaje a nivel estatal sigue aumentando aunque exista una mayor sensibilidad social, judicial y administrativa con las víctimas.
Continúa en ascenso el ranking a pesar de la implantación de medidas, aunque un cierto número de situaciones no se denuncien por miedo a represalias y a pesar también de ese mínimo tanto por ciento añadido de demandas que resultan falsas.

Ceuta no es una excepción en este problema social. Sucede tanto como en el resto del Estado e incluso más. La violencia de género, sexista y doméstico-familiar en la ciudad 'caballa', afecta principalmente a mujeres, aunquelos malos tratos verbales y físicos no se detienen en la mujer, se ceban en menor porcentaje, en los hijos, niños y adolescentes menores, hasta en los jóvenes ya mayores de edad. Sin embargo, este tipo de violencia se denuncia menos.

Es cierto que al revés también se da, de hijos hacia progenitores y que éstos, aunque reacios, ya han empezado a presentar demandas, mayormente en la península.

En cuanto a las denuncias de maltrato de hombres contra mujeres, tendencia que se inició en otras autonomías, Ceuta se ha estrenado con 23 casos, resultando este porcentaje cierto y mínimo pero digno de tener en cuenta.

Resulta significativo que el 64% de las femeninas víctimas de violencia de género en Ceuta sean mujeres bastante jóvenes que no sobrepasan los 30 años de edad. Concretamente, oscilando entre los 18 y los 30 años. Cada vez, más jóvenes.Este dato nos hace suponer que se trata de mujeres prácticamente recién casadas o emparejadas, con pocos años de matrimonio o de convivencia, seguramente unidas a sus esposos o parejas con edades tempranas y madres solteras.

Para descubrir estos aspectos tendríamos que pormenorizar cada denuncia y desglosar las estadísticas globales porque, la composición estructural de la sociedad ceutí demuestra que lamentablemente la violencia de género es desigual según la étnia. Por ello cabría hacer algunos matices.

Desgraciadamente hay factores y rasgos étnicos que favorecen el surgimiento de tales casos. Así como es penoso reconocer que la violencia y el delito se desarrollan más en las capas sociales marginales y precarias con escasas formación y cultura, en las sociedades pluriraciales y multireligiosas -casos de Ceuta y Melilla- es, en el seno de los colectivos necesitados y empobrecidos como el musulmán, con tradiciones discriminatorias basadas en la supremacía masculina e ideas arcaicas u obsoletas -viéndose bien pegar a la mujer y vejarla sexualmente-, donde más violencia de género existe.
 
Es triste la existencia del polinomio 'étnia-religión-violencia', porque los constitucionales preceptos 'raza' e 'ideas', grandiosas palabras humanistas con bellos y profundos significados fraternos, no deberían generar violencia o delito alguno y menos aún provocar rencores u odios xenófobos y racistas que contribuyen negativamente en la convivencia social. Que el ser musulmán, hindú, judío o cristiano, no sea mirado ni prejuzgado con recelo ni influya para nada en las condenas por cualquier delito, especialmente en los casos de violencia de género.

El encrudecimiento de la violencia de género en Ceuta evidencia la no funcionalidad de las campañas preventivas y de las medidas adoptadas como el alejamiento o condenas 'suaves' incumplidas, que no han logrado reducir las denuncias ni el índice de casos.

A todo ello se añade que los medios policiales para cumplir las medidas protectoras a las víctimas son insuficientes. Sigue aumentando la violencia de género pero el número de agentes policiales no se incrementa para poder atenderla como se requiere. Además, es insuficiente que un único funcionario gestione la tramitación de denuncias en la Oficina de Atención de Ceuta porque con tales porcentajes trabaja saturado. Urge pues, colocar a otro funcionario para descongestionar y fluidificar el servicio.

La evidente descoordinación entre los distintos cuerpos policiales para atender a las víctimas resulta preocupante.Y lo más patético y tercermundista, propio de la administración de una república bananera, es sin duda, el retraso de varios días en el traslado de denuncias entre oficinas de la misma ciudad sitas en el barrio de Los Rosales y en el céntrico Paseo Colón, a escasos kilómetros una de la otra.

Como ven, todo este cuadro es de lo más lamentable y demostratiuvo de que en Ceuta, hay cada vez, más tercermundismo. Y me pregunto ¿hasta cuando? Porque, no se merecen las víctimas, tales precariedades administrativa y policial sino suficientes medios y más eficacia.

Por Josep E. Rico Sogorb

Violencia escolar en Ceuta, elevadas estadisticas y cruda realidad


En general, coincido casi totalmente con las conclusiones que sobre la violencia escolar ha reflejado Santiago Ramirez en su tesis doctoral desde el Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Facultad de Humanidades. Y digo casi, porque la perfección a la totalidad no existe. De tal estudio se deduce que la situación se ha agravado y continúa empeorando.

Aunque no soy pesimista ni catastrofista, del recrudecimiento en el problema, ya alerté tiempo atrás en varios artículos en los que reflexionaba sobre la violencia en las aulas o fuera de ellas, bien dentro de los centros de estudio o incluso en las inmediaciones y sobre cualesquiera de las formas de violencia: verbal, física, psicológica...

Lo grave es que, en Ceuta -al igual que en el resto del Estado Español y sobrepasando el índice estatal del 55% - actualmente, un 57'6 % de los escolares sufre algún tipo de violencia.

La tesis de Ramírez considera que la mitad de los estudiantes ha sufrido al menos un hecho violento durante el reciente curso, ya sea corporal, oral o psíquico. Esto demuestra que algo está fallando en el sistema. Y no falla sólo la Educación y la Enseñanza sino también la familia, el entorno...la sociedad en si.

Que un 7'4 % de escolares reconozca ser victimas de un severo maltrato, continuado y diario, calificado de intimidación y acoso; es realmente fustrante y desesperanzador como problema social. Para ellos será humillante admitirlo aunque algunos lo intenten esconder, ocultar u olvidar por temor a represalias o por considerarlo 'normal'.

Que un 7'6 % asegure haber recibido agresiones varias veces aunque no diarias, no le quita hierro al asunto ni lo suaviza. Es tan grave como el anterior caso. Y si el restante 42' 6 % manifiesta que alguna vez esporádica y aislada sufrió un maltrato...no se salva nadie. No hay un solo escolar 'inmaculado', sin tocar. Doblemente grave.

Los tipos de agresiones en violencia escolar son múltiples y variados pero la 'palma' se la lleva el maltrato verbal con los ofensivos insultos en primer lugar y después con los degradantes motes o apodos despectivos. La palabra, sobre la persona, tiene una fuerza impresionante. Según su naturaleza -insultante o gratificante- puede hundir o animar moralmente, puede hacer daño o mucho bien a quien la oye y recibe. Un insulto esporádico deja momentáneamente 'tocado' a su receptor aunque se supera, pero si resulta continuado y repetitivo, puede causar variados trastornos de personalidad y daños psicológicos que oscilarían entre la baja autoestima, temores, depresiones, etcétera.

Todo ésto, son consecuencias del ataque con la palabra destructiva, pero cuando de la palabras se pasa a hechos tales como robos y palizas, exclusión social -de evidentes insolidaridad, discriminación, marginación y deshumanización- y amenazas; la situación es mucho más grave y seria a tenor de ese 17 '6% porcentual en la casuística.

De tanto en tanto, alguien sobrepasa el limite de lo tolerado y suceden hechos físicos extremos y delictivos entre escolares o entre alumnos y profesores. Hechos que acaban en hospital, en comisaría y juzgado o en el tanatario. Y ya saben a que tipos de casos me refiero.

En Ceuta, como en el resto de España, la violencia escolar no se reproduce exactamente igual en todos los centros de enseñanza. La ubicación o zona, el entorno de los aledaños, la idiosincrasia de la barriada -nivel económico y cultural- donde estén el colegio o el instituto, el perfil socio-educativo-psicológico de alumnos, padres y profesores e incluso de los vecinos asi como la propia personalidad y el propio régimen de cada centro; son causas o matices que determinan y personalizan e influyen para que la violencia escolar varíe según cada dentro y cada barrio.

En la zona céntrica, de mayores economía y nivel cultural pero también más vigiladas y controladas policialmente, los casos violentos son inferiores -37, 6%- que en las emprobrecidas, deficitarias y marginales barriadas periféricas del extrarradio -como la de 'Principe Alfonso'- donde se produce el 55 por ciento del maltrato escolar.

Resulta paradójico y lamentable en Ceuta -no es positivo ni ayuda a reducir la violencia en la enseñanza- que el porcentaje de los estudiantes agresores -38'2%- que admite haber maltratado a un compañero sea tan mínimo descendiendo al 30'5% en aquellos que reconoce una agresión ocasional. Al parecer no se les remuerden las conciencias y tal vez no sean conscientes de la verdadera y total magnitud del problema por lo que tienden a minimizar su conducta maltratadora que un residual 4'1 % considera habitual y hasta 'normal'

Pero claro, no todos los agredidos o víctimas, es decir, escolares que reciben algun tipo de violencia -sea ésta esporádica o repetitiva- y que suponen un 6'4 %; callan y aguantan sin responder a las agresiones de ese 3'1 % de atacantes. Los hay que responden, con lo cual la víctima que se convierte en agresor y también se dualiza su papel transformándose en 'victima-agresor' o en 'agresor victimizado' que recibe y al mismo tiempo agrede diariamente, suponiendo en este caso, un 10'5 % el porcentaje de escolares en acoso severo.

La escalada paulatina de violencia por no dejar agresión sin respuesta, por responder a cada agresión y por no tolerar, no callar ni aguantar; nos debe hacer reflexionar sobre el problema y reconocer que la sociedad está 'enferma' y que falla desde lo más básico: la familia.

Urge lograr la unificación y la acción conjunta de todos los implicados en el problema: profesores, padres, alumnos, profesionales, medios de comunicación y administraciones. Sin fisuras.

Una sociedad violenta camina sin futuro hacia su autodestrucción. Pongamos remedio. Aún es posible.

Josep Esteve Rico Sogorb