"Ni el Poder ni la Gloria". Blog de Josep Esteve Rico Sogorb

Artículos de opinión e investigación sobre Historia, Lengua, Literatura, Arte, Cultura, Política, Sociedad, etcétera. La mayoría publicados en medios de comunicación en papel y digitales de todo ámbito territorial tanto en España como en el extranjero
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lunes, 2 de abril de 2012

20 DE NOVIEMBRE

Ayer martes fue el 20-N. Para algunos es el aniversario de los fallecimientos de Franco y del fundador de Falange, José Antonio Primo de Rivera. Las coincidencias entre sus óbitos, aun separadas por años, pueden parecer coincidencias que algunas voces consideran premeditadas, aludiendo que el sistema calló la muerte del general una semana y la anunció el aniversario de la muerte de José Antonio buscando ensalzar el régimen a través de la utilización propagandística de ambos iconos.

Quizá para lavarse la conciencia y quitarse el sambenito sobre la posible participación, implicación o responsabilidad del propio Franco en el fusilamiento del jefe de Falange, en Alicante, que se hallaba en manos gubernamentales, a quien el general pudo salvar pero no quiso al rechazar el canje con el hijo de Largo Caballero, que estaba en su poder.

Otras voces y fuentes consideran la coincidencia de las muertes de Franco y José Antonio como un intento del régimen de sacar del agravio y del olvido al personaje falangista.

Al parecer porque Franco vio en él, político prometedor, brillante orador parlamentario y líder capaz de movilizar a las masas, un peligro y un obstáculo para sus ambiciones. Estas mismas voces y fuentes aseguran que a Franco no le gustó que Primo de Rivera, desde la cárcel, enviara órdenes de no apoyar el golpe de Estado a los subordinados jefes provinciales y locales de su falangista partido, lo que, afirman, influyó para rechazar el intercambio de prisioneros que hizo permanecer a José Antonio en la cárcel y favoreció su fusilamiento.

Asimismo, dichas fuentes y versiones interpretan el Decreto de Unificación de Franco entre Falange, las JONS, requetés o carlistas y otros grupúsculos como el golpe mortal certero y de efecto contra la aureola mítica de José Antonio y contra sus partidarios, que eran críticos y rebeldes con la sublevación y régimen militarizado franquista.

Por otro lado, aparte de los nombres del santoral, el 20 de noviembre es el aniversario o conmemoración de la conquista o entrada en Elche del rey de Aragón Jaume I el Conquistador, hace 742 años. Esta gesta cambió por completo y radicalmente la situación de la ciudad, de sus habitantes, de mayoría musulmana, y decidió su futuro hasta llegar a ser lo que ahora es.

Para hacernos una idea, el 20 de noviembre de 1265 en Elche fue como el 9 de octubre de 1238 en la ciudad de Valencia. Ambos, protagonizados por Jaime I y con algunas semejanzas, aunque en Elche no hubo combate o guerra como en Valencia, sino una negociación diplomática que culminó con una compraventa comercial por la que los cristianos del Rey aragonés entraron en la ciudad tomando posesión, poder, control y gobierno.

El caso es que los cristianos entraron y se quedaron. El resultado es lo que hoy somos, al margen de la inmigración magrebí y al rey Jaime I se lo debemos. Los ilicitanos tenemos nuestro particular y propio 9 de octubre en este 20 de noviembre, pero nadie se acuerda. Ni el Ayuntamiento, ni las entidades, ni los ciudadanos. Sólo se recuerda en la representación festera de Embajada y Toma del Castillo de los Moros y Cristianos en agosto.

Celebramos el bimilenario de la declaración de ciudad por el emperador romano Augusto, pero olvidamos que, de no entrar Jaume I en Elche, de no dejar repobladores cristianos y de no caer el control de la ciudad en manos cristianas, la historia se habría desarrollado distinta y posiblemente Elche hoy sería diferente. Impulsemos un 20-N ilicitanista.

Josep Esteve Rico Sogorb, Elche
(Publicado en diario La Verdad y en diario Noticias Elche)

Días de Julio

Esta reciente semana de julio se cumplieron varios aniversarios de acontecimientos históricos. La mayoría de los medios de comunicación recordaron que hace 40 años, el 16 de aquel mes de julio de 1969, el Hombre pisó la Luna por primera vez, según la versión oficial mayormente aceptada y difundida públicamente. Quizá, este recordatorio de la carrera del espacio haya oscurecido un tanto otras efemérides también importantes aunque dolorosas sobre todo para los españoles.
Julio, además de ser el séptimo mes del calendario, aparte de ser el mes de la llegada al satélite lunar y de los encierros sangrientos de los sanfermines pamploneses -este año sumamente trágicos y cuestionados- es el mes del cruel comienzo de la guerra civil española. Los días 16, 17 y 18 de julio de hace 73 años, resultaron cruciales y determinantes para la Historia, aquí en la 'piel de toro'.

Curiosamente, siete décadas y pico después, coinciden los numerales de esas fechas con los días. Aquel genérico y extensivo 18 de julio de 1936 en España cuando las tropas golpistas se sublevaron en la zona peninsular -instaurado posteriormente como fiesta nacional por la dictadura franquista- cayó sábado, igual que ahora. Aquel 16, inicio en Melilla de la rebelión o golpe militar que sus partidarios llamaron 'alzamiento', fue jueves, como el de este año 2009. El día 17, cuando fue tomada Ceuta por los rebeldes, resultó viernes, como hoy.

Tres fechas históricas, dolorosas para muchos españoles defensores del régimen entonces establecido o 'vencidos' y enaltecemente 'gloriosas' para otros que después fueron los vencedores en el poder más de 40 años si bien de éstos, cada vez van quedando menos protagonistas y nostálgicos partidarios.

Analizar los por qué de la conspiración de una parte de la oficialidad militar en 1936 y de este golpe-alzamiento, resultaría largo y complejo, necesitando gran extensión de páginas.
No obstante, ello no es óbice para que dejemos de recordar la huella de Armstrong en la superficie lunar y nos acordemos -honrando eso si- de esos tres fatídicos días de julio, de aquellos 16,17 y 18 de 1936 con la intención de extraer la lección moral, cívico-social e histórica que nos permita superar el trauma que aquellos hechos aún encierran, curando viejas heridas y haciendo voto promesa o juramento de que jamás se repita algo similar en el futuro de España.

Pero la seria investigación, libre de prejuicios partidistas y el recuerdo de cómo se sucedieron los acontecimientos durante esos días de julio deberían servir para desmitificar aspectos, levantar falsedades y ajustar verdades como las creencias impuestas por el franquismo de que en las zonas protagonistas en aquellos 16, 17 y 18 de julio -Canarias, Melilla, Tetuán, Ceuta- no hubo reacción militar ni contraataque popular -cuando sí que se dieron intentos de rechazo y hasta una intentona fallida de atentado a Franco- contra los sublevados y mucho menos que no existieron represalias.

La quietud en las calles ceutíes, por ejemplo, demuestra que la población estaba atemorizada. Y esas más de 296 víctimas desde julio de 1936 hasta 1944 son la prueba de que las torturas, encarcelamientos, asesinatos, y fusilamientos por los rebeldes contra quienes no secundaron el golpe siendo leales al gobierno legal y legítimo del momento, fueron reales y verdaderas.

Julio me trae el recuerdo de unos días que nunca se han de repetir. Recordar para olvidar después. Recordar para perdonar y cerrar página para siempre.

No más 16, 17 y 18 de julio. No más militares golpes de estado.

Por Josep Esteve Rico Sogorb ('José Sogorb')