"Ni el Poder ni la Gloria". Blog de Josep Esteve Rico Sogorb

Artículos de opinión e investigación sobre Historia, Lengua, Literatura, Arte, Cultura, Política, Sociedad, etcétera. La mayoría publicados en medios de comunicación en papel y digitales de todo ámbito territorial tanto en España como en el extranjero
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sábado, 10 de abril de 2021

 

SOBRE LA LEY DE LA MEMORIA HISTORICA

Por Josep Esteve Rico Sogorb

Publicado en web-blog-foro de Historia Inmediata

https://h-debate.com/wp-content/old_debates/Spanish/historia%20inmediata/memoria/51.htm



La Ley de la Memoria Histórica ha salido del trámite parlamentario pero envuelta de polémicas y debates. Es lógica esta situación cuando sus contenidos e intenciones afectan a las personas, a sus vivencias, a sus recuerdos, a sus parientes, a un conflicto bélico-fratricida y a diferentes formas de pensar. Que la idea de esta ley es buena, no lo dudo y hasta la defiendo, aunque tal vez el momento actual y el procedimiento o tratamiento de los partidos son cuestionables. Esta iniciativa legislativa venía demandándose desde años atrás principalmente por un amplio sector progresista comprendido por republicanos, socialistas, comunistas y un largo etcétera, sobre todo por las asociaciones cívicas de familiares de las víctimas del bando a favor del gobierno legítimo republicano tanto en la guerra civil como en la posterior represión de la dictadura franquista.

Cabe destacar o matizar de estas víctimas, que además de militares que murieron en el frente, hubo muchos civiles -niños, ancianos y mujeres, mayormente- que defendieron sus ideales y la legalidad vigente sufriendo penalidades como juicios sumarísimos por 'tribunales' castrenses -qué incongruencia, militares juzgando a civiles aplicando ordenanzas de un ejército golpista en lugar de leyes civiles- procesos irregulares y amañados carentes de garantías jurídicas y de derechos -algunos juicios incluso sin abogado defensor- cárcel, tortura y ejecuciones de muerte. Precisamente, esas irregularidades jurídicas demuestran la falsedad, la falta de transparencia y la actuación fuera de la ley de aquellos juicios. No es posible devolver la vida de las víctimas pero si declarar 'nulos' e 'ilegales' los procesos de los tribunales franquistas y resarcir del olvido a quienes defendieron unos nobles ideales y la legalidad gubernamental del momento. Eso es lo que en mayor medida se pretende con la Ley de la Memoria Histórica. El vencedor bando franquista gozó de suficientes privilegios y reconocimientos. Justo es que ahora el bando de los vencidos tenga su reconocimiento.

Ahora bien, aunque en el preámbulo se alude a víctimas ideológica y religiosamente de derecha católica a manos de los republicanos -más bien anarquistas y algunos comunistas-, la mención textualmente parece insuficiente y demasiado leve o sutil, casi superficial. Al Partido Popular parece no agradarle -tampoco le gusta la ley entera, habría podido si hubiese querido, enmendarla entera con una enmienda a la totalidad- porque cree que no se recoge la casuística de quienes padecieron y murieron por apoyar el golpe de estado franquista, por no ser republicanos, por su fe y devoción confesional o por pertenecer a la Iglesia católica. Igualmente, de forma global, para el PP, la ley de la Memoria Histórica abre viejas heridas y vulnera el espíritu de concordia y de paz de la transición. En este sentido, Rajoy y los suyos se equivocan. La ley no atenta contra los logros de la transición. Es una excusa del PP para no reconocer en público su originario pasado filogenético franquista. Cierran los ‘ppopulares’ los ojos para no ver -como los monos de Gibraltar- desviando la atención con el asunto de la transición y negándose a equilibrar la memoria histórica -que estaba 'coja' a causa de la única aportación del recuerdo de los vencedores- con el reconocimiento a las victimas republicanas. Y no sólo esto, el PP no presentó propuestas para 'enriquecer' el borrador de la ley, ni siquiera negoció con el Gobierno socialista de Zapatero aunque se empeñe en culpar a éste de no ofrecerle la posibilidad de negociar y consensuar el texto.

Si se hubiera deseado cerrar definitivamente cualquiera de las heridas o equilibrar, habrían de estar en el texto las víctimas de ambos bandos, sin excepciones, sin exclusiones. La ley debería asimismo reflejar y reconocer más explícitamente -no sólo en el preámbulo, también en el articulado- a aquellos religiosos y seglares católicos víctimas inocentes de piquetes revolucionarios que sufrieron y murieron únicamente por llevar sotana o hábitos, por pertenecer a una orden religiosa e incluso por tener fe y devoción. Haberlos los hubo. Junto a estas víctimas se pueden contar campesinos minifundistas por el mero hecho de tener un trozo de tierra de su propiedad e ir a misa los domingos. Si la Constitución de 1978 -mejorable y reformable, monárquica si, prefiero una republicana pero es la que existe vigente y hemos de aplicarla- reconoce que nadie debe sufrir discriminación entre otras cosas por razones de ideas, creencias u otros aspectos personales; la citada ley de la Memoria Histórica -que no puede vulnerar la Carta Magna ni sobrepasarla- no ha de discriminar a nadie defendiendo a las víctimas de los dos bandos. Frente a las posturas extremas de PP y PSOE -que apoya reconocer a los terroristas etarras en el texto, lo que no me parece idóneo- habría cabido una tercera solución intermedia o centrada. Para lograrla, el Gobierno tendría que haber, concretado más su posición aceptando claramente a las víctimas religiosas y conservadoras, tendido la mano a la oposición y admitido enmiendas. Y el Partido Popular -a pesar de ceder en 'desderechizar' el Valle de los Caídos- tenía que haber, condenado públicamente el golpe franquista contra el gobierno legítimo republicano, aceptado la legalidad de éste, renunciado a su pasado franquista, presentado enmiendas participando en el texto definitivo de la ley y negociado consensuándola con el Ejecutivo. Tarea de ambos -gobierno y oposición- y demás, que la ley no resulte parcial, porque, era posible una ley para todos. Si el PP hubiera querido, claro...

Por Josep Esteve Rico Sogorb, nieto, sobrino e hijo de republicanos represaliados

Escritor, blogger, periodista

viernes, 9 de abril de 2021

Y Franco quiso ser masón

Josep Esteve Rico
https://www.diariosigloxxi.com/texto-diario/mostrar/34741/franco-quiso-mason (publicado en el diario digital Siglo XXI) 
La noticia resulta significativa y pese a su escaso texto es importante por diversos motivos. Principalmente, como descubrimiento o hallazgo, porque no es habitualmente diario o cotidiano que aparezcan cosas ocultas de las que no se tenía noticia de su existencia. Seguidamente, por el lugar, la ciudad de Ceuta, con lo que ello conlleva de publicidad gratuita, dando pie a variadas opiniones y comentarios de toda clase. Y en último orden, porque el objeto del hallazgo es un libro. Un libro escrito nada más y menos que por el mismísimo dictador, el General Franco. Y lo más sorprendente aún es, precisamente, el tema del susodicho ejemplar: "La Masonería". Aparte de inédito, o al menos, no comercializado y oculto, la obra tiene su trascendencia por su rareza motivada al tratarse de este personaje, admirado por unos pocos aunque denostado por la mayoría pero cuya figura es materia para historiadores.

Los descubridores e investigadores conceden la autoría del libro e incluso su prólogo al propio Franco atribuyéndole el seudónimo "Jakin Boor" y reconocen que el contenido de la obra coincide con los 49 artículos periodísticos que sobre la sociedad masónica escribió y publicó en el diario falangista "Arriba" entre 1946 y 1951. Cotejando las páginas del libro con los mencionados artículos de prensa, los textos son los mismos.

Es curioso y anecdótico (aunque no debe sorprendernos, sabiendo que fueron aliados) que en el libro, Franco, al margen de la masonería, alude a los dictadores Hitler y Mussolini y a sus tesis o teorías. Supongo que se permitiría opinar o quizá valorarlas a modo de ensayo.

No hay dudas de que el libro es del propio Franco. La noticia, en los medios de comunicación, sólo ha mostrado un párrafo muy puntilloso del prólogo en el que el dictador defiende su obra enfatizando que ésta "nace como una necesidad viva, pues son muchos los españoles que, dentro y fuera del país, anhelan conocer la verdad y el alcance de una de las cuestiones más apasionantes, pero a la propia vez, poco conocidas de nuestro tiempo: la de la masonería".

Tengo curiosidad por saber el contenido total del libro, las opiniones y argumentos, la explicaciones sobre la Masonería de aquel que iba bajo palio y que se hacía llamar "Generalísimo por la Gracia de Dios", porque estoy seguro que deja en muy mal lugar a una sociedad filosófico-humanista que desde la Revolución Francesa ha aportado ideas y dado prohombres que han cambiado la Historia.

No es de extrañar, porque somos muchos los investigadores que defendemos el anhelo de Franco de pertenecer a la Masonería. Un interés, movido por pensamientos de poder, y que llevó al dictador en sus primeros tiempos de presencia en África a desear entrar en ella hasta el punto de solicitar su ingreso y todo, porque comprobó que la inmensa mayoría de los militares de alta graduación llamados "africanistas" pertenecían a las logias masónicas del
antiguo protectorado: las de Larache y Tetuán.

Pero paradójicamente, la solicitud de ingreso de Franco en estas logias, fue rechazada por la más alta instancia de la Masonería o Gran Oriente Español, al parecer porque su persona despertaba recelos al considerarle "dudoso" por no dar el perfil idóneo, o sea, carecer de los básicos humanistas y masónicos principios fraternos, igualitarios y libertarios.

Otros autores aseguran que el padre y el hermano de Franco fueron masones y republicanos declarados y ya desde su primera juventud en la Galicia natal, el futuro dictador quiso ingresar en la Masonería, siendo rechazado. Al parecer, fue desestimado en varias ocasiones hasta que ante tanto rechazo, y siendo ya general, cambió rotundamente su opinión sobre la Masonería y pasó, de simpatizar con ella a criticarla, condenarla y perseguirla.

Y así fue. Franco se inventó lo de la "Conspiración Judeo-Masónica" metiendo a judíos y masones en el mismo saco cuando no tienen nada que ver o bien poco. Sus razones tendrían las altas instancias masónicas españolas para rechazar a Franco. Algo le verían entonces.

Suena a venganza, a revancha. A despecho. Y Franco se cebó con los masones. Expropiaciones, encarcelamientos y fusilamientos.

Una joya literaria e histórica, ese libro del tal "Jakin Boor". Aunque no sea su autor santo de mi devoción. ¿Cuándo conoceremos su texto íntegro, que imagino hostil? Me corroe la curiosidad.

Josep Esteve Rico Sogorb 

lunes, 2 de abril de 2012

A Nazario González, el 'Sócrates Ilicitano', in memoriam


Recuerdo a D. Nazario González Monteagudo, caminando por las calles ilicitanas, cargado de papeles y carpetas en mano, repartiendo sonrisas y saludos apacibles por doquier.

Su pequeña pero entrañable y gran figura, grande en nobleza, causaba cierta veneración con respeto y cercanía, llegando a resultar próxima y accesible para cualquiera.

Sus intervenciones dialécticas en debates, coloquios, mesas redondas y otros eventos sobre diversos temas, aunque firmes en convicción y leales con sus principios humanistas e ideales republicanos, destacaron siempre por sus tolerancia, moderación, diálogo, respetuosidad, comprensión y análisis reflexivo.

El conocimiento y el saber -o sapiencia- que D. Nazario adquirió a lo largo de su vida tanto en formación intelectual como en experiencia, eran más propios de un filósofo universalista que de un localista actor teatral hijo de la ciudad del zapato; aunque equilibradamente reunió ambas facetas superando el negativo chovinismo de ser de 'provincias'.

Actor, emigrante, exiliado, político, intelectual, pensador. Amante de las libertades y de la paz, esposo ejemplar, defensor de la fraternidad y de la hermandad entre personas, padre modelo y abuelo bondadoso; Nazario González sufrió lo que jamás quiso que sufrieran las generaciones futuras.

Quien fuera 'mano derecha' o secretario particular en su juventud, del popular y bien querido médico y diputado ilicitano López Orozco, defendió la legalidad republicana y cuestionó el golpe de estado franquista aunque criticó y denunció hechos lamentables como la quema de iglesias, siendo uno de los personajes ilicitanos que según testimonios y versiones aún vigentes entre el pueblo, se opuso a semejante barbarie, dato que dice mucho acerca de su humanismo.

Personalmente, supe del aprecio y de la grata opinión que de D. Nazario tuvieron algunas personalidades ilicitanas de derecha conservadora como el entonces profesor, delegado de Adoración Nocturna Española y secretario de la Junta Local Gestora del Misteri, D. Eloy Espinosa Sánchez. Otro ejemplo, de tantos, de su bondadosa personalidad, ya que no hizo daño alguno ni deseó el mal para nadie de ninguna ideología.
Siempre rehusó participar en la guerra civil. Una contienda que consideró injusta y fraticida. Para sortearla y evitar represalias eligió el camino del exilio. Partió con su familia hacia Argelia, en aquel barco tan novelado ultimamente, el 'Stan Brook'.

En tierra argelina convivió con otros exiliados republicanos españoles, sobre todo con los ilicitanos. Allí fundó con su mujer e hijos una compañía teatral cosechando cierto éxito social.

Azañista convencido -se le puede considerar como el 'Azaña' ilicitano por sus notables parecidos con el presidente de la II República- regresó a su tierra natal y organizó el comité local del partido político Acción Republicana Democrática Española -ARDE- cuya sede se ubicó en la calle que en las actas aparecía simpáticamente como 'R. Victoria'. Supongo que saben por qué.

Tras su sentido fallecimiento, familiares, amigos y correligionarios; todos ellos lograron que el Ayuntamiento rebautizara la calle donde vivió -antigua Eloy Gonzalo- con su nombre, colocando una placa que le recuerda.
Calle que en cada aniversario de su óbito y en el de la proclamación de la II República, es objeto de un pequeño acto de homenaje mediante el depósito de flores-ofrenda y corona de laurel formando los tres colores republicanos.
Hoy, años despues del rótulo urbano, Nazario González Monteagudo, el ‘Sócrates Ilicitano’, ya tiene monumento en la calle de su nombre gracias a la subscripción popular.

Más de un centenar de personas de todas las edades arroparon el pasado domingo 11 de febrero –aniversario de la I República Española– con su presencia, la inauguración de esta escultura en recuerdo y homenaje de tan singular personaje, destacando concejales, dirigentes politicos y directivos de asociaciones ciudadanas.

Lo que empezó como un comentario coloquial entre el artista escultor y familiares, es ahora una emotiva realidad. La esencia de Nazario ha quedado acertadamente inmortalizada para la posteridad en esta escultural estructura metálica que refleja con la expresión del perfil de su rostro, los más nobles sentimientos y los más elevados ideales humanistas de un pacífico republicano amante de la paz, de la fraternidad y de la libertad; enemigo de una guerra que siempre condenó y de la que huyó para no participar por considerarla fraticida.

El acto inaugural de la escultura a Nazario fue protagonizado por los hijos, Helia González –presidenta del Ateneo Republicano que lleva el nombre de su padre- y Antonio –actor, director y fundador del grupo teatral ‘La Carátula’– asi como por compañeros ideológicos y amigos del homenajeado, también ex-presidente de ARDE, cerrando el evento la intervención del alcalde, Diego Maciá.

Un viejo luchador republicano colocó visiblemente emocionado una corona de laurel tras descubrirse la escultura, la placa conmemorativa y la altruista inscripción de un intelectual sudamericano íntimo correligionario de Nazario.

La expresiva danza con escenificación teatral de la jóven nieta de Nazario González -vestida con la bandera republicana- emocionó tanto a los presentes, que muchos de ellos rompieron a llorar –la misma Helia no pudo contener sus lágrimas- cuando la actriz y bailarina representó el exilio de sus abuelos.

Sonrisas de complicidad y solidaridad surgieron cuando en el broche final, la jóven artista –en su papel de alegoría de la República, logró en un simbólico gesto participativo, que el público cruzara el umbral de los pilares de la escultura que representan el noble y bondadoso idealismo de Nazario, en una simbiosis entre el pueblo y homenajeado.

Merecido homenaje y brillante acto de exitosa asistencia a la figura de quien sin duda alguna fue un hombre bueno y respetado. Recordémosle como un ejemplo a seguir, por esa tolerancia que demostró en vida. In memoriam

Por Josep Esteve Rico Sogorb