"Ni el Poder ni la Gloria". Blog de Josep Esteve Rico Sogorb

Artículos de opinión e investigación sobre Historia, Lengua, Literatura, Arte, Cultura, Política, Sociedad, etcétera. La mayoría publicados en medios de comunicación en papel y digitales de todo ámbito territorial tanto en España como en el extranjero

sábado, 10 de abril de 2021

 MEMORIA Y JUSTICIA

Por Josep Esteve Rico Sogorb

Publicado en web-blog-foro de Historia Inmediata:

https://h-debate.com/wp-content/old_debates/Spanish/historia%20inmediata/memoria/51.htm

Casi a mediodía de la víspera del 1 de mayo, un nutrido grupo de ciudadanos de Elche se dio cita en el cementerio viejo donde arropó con su presencia el emotivo acto de inauguración del mural-monumento en homenaje y recuerdo al centenar de jóvenes ilicitanos republicanos fusilados tras las guerra civil sin juicio ni defensa, enterrados en una fosa común sin una digna merecida sepultura y condenados al ostracismo durante la dictadura por el único “delito” de ser trabajadores y pertenecer a partidos de izquierda o a sindicatos obreros.

El evento, convocado por la asociación “Memoria y Justicia”, fue presentado por su presidente fundador, el investigador local y republicano de pro, José Antonio Carrasco Pacheco, quien desde la puerta lateral del camposanto agradeció a los presentes ­especialmente al alcalde, concejales, familiares, dirigentes republicanos, directivos de entidades culturales, autor del mural y secretaria general de UGT- la asistencia y desglosó la epopeya trágica de estas víctimas recordando como fueron llevados al cementerio desde la cárcel del Palacio de Altamira en furgoneta siendo fusilados en la pared lateral, rematados con el tiro de gracia y echados inhumanamente a la fosa común sita en el interior del cementerio. Un proceso que Carrasco calificó como una “especie de Gólgota particular de estos mártires de la libertad”.

Tras esta bienvenida y sentidas palabras, los presentes, con las autoridades y organizadores en cabeza, se trasladaron al interior del camposanto, al lugar donde el pasado año se celebró el primer homenaje a los jóvenes fusilados. Un lugar que hasta la fecha mostraba una tapa de alcantarilla que ocultaba la fosa común y un pequeño árbol, sin más. Ante una gran lona color burdeos y una bandera republicana en el suelo cubriendo lo que se presumía una lápida o placa en el sitio que antes estaba la tapa de alcantarilla, Carrasco ofreció visiblemente emocionado un discurso, flanqueado por las autoridades locales y por el pintor Andreu Castillejos, en el que recordó a los jóvenes fusilados como buenos ilicitanos, trabajadores honrados y altruistas comprometidos con la defensa de las libertades y de los ideales democráticos, esencia del más puro y noble republicanismo. Asimismo, Carrasco consideró el fusilamiento como un grave y triste hecho; injusto, ignominioso, inhumano e inmerecido; e instó a aprender de lo sucedido para que jamás se repita en el futuro.

El alcalde, Alejandro Soler, destapó la bandera republicana y la enorme lona, inaugurando la placa y el mural de Castillejos que no pudo articular palabra embargado por la emoción. Un mural impactante, con fuerte significado, representado con unas expresivas manos gigantescas entrelazadas como en signo de fraternidad, de unión, de solidaridad. Ante varios ramos de flores ­uno de ellos de UGT Comarcal- Soler amplió y matizó aún más las palabras de Carrasco, añadiendo que los jóvenes fusilados son un ejemplo a tener en cuenta, que afortunadamente se cumplió una cuenta pendiente con la Historia, algo que la legalidad y el Gobierno están resarciendo y abogó por continuar defendiendo los valores democráticos para que nadie sea perseguido por sus ideas. La secretaria general de UGT recordó la filiación mayoritaria de los fusilados a su sindicato y aseguró que marcaron el camino a sus sucesores, los actuales sindicalistas, quienes, afirmó, siguen luchando por los mismos derechos que aquellos fusilados.

Especialmente emotivas fueron las palabras de algunos familiares de fusilados que agradecieron al Ayuntamiento y a “Memoria y Justicia” con lágrimas en los ojos la realización de dicho homenaje. Un homenaje que si bien no podrá jamás devolver la vida a los cien jóvenes ilicitanos fusilados, ha conseguido recuperar para ellos la dignidad y el honor inmortalizando para la posteridad su enterramiento y su recuerdo. En su Memoria y por Justicia.

Por Josep Esteve Rico Sogorb, nieto, sobrino e hijo de republicanos represaliados

Escritor, blogger, periodista

 A vueltas con los fusilados de Elche

Por Josep Esteve Rico Sogorb

Publicado el 19 de mayo de 2008 en diario Siglo XXI:

https://www.diariosigloxxi.com/texto-diario/mostrar/34164/a-vueltas-con-los-fusilados-de-elche


El tema de los jóvenes ilicitanos republicanos, fusilados sin un juicio previo ni defensa alguna y enterrados en una fosa común del cementerio viejo de Elche recién terminada la guerra civil, en la dictadura franquista, y por el mero hecho de tener carnet sindical; sigue dando que hablar al menos a nivel interno y privado por el empeño de algunas personas representativas de los dos pensamientos ideológicos herederos de aquellos bandos que lidiaron en la fratricida contienda española de 1936 a 1939.

Enzarzarse en pequeñas discusiones bizantinas sobre la cifra exacta de estos represaliados resulta banal, estéril y nada importante en esta historia que al fin ha tenido su dignificación con honor, por memoria y con justicia, mediante la perpetuidad de su recuerdo inmortalizado con un bello mural y la adecentación del enterramiento –durante años mancillado al ser usado como alcantarilla- honrado con una placa conmemorativa para la posteridad. Si fueron exactamente cien, un poco menos o muchos más, no afecta a la trascendencia del hecho, del leit motiv. No obstante, para los que gustamos de investigar las páginas oscuras de nuestro pasado –en este caso, las de la guerra civil y represión franquista- lo que nos inquieta realmente es, descubrir las identidades, los nombres y apellidos de estos jóvenes ilicitanos fusilados que a tenor de los pocos datos existentes que baraja la asociación local “Memoria y Justicia” -promotora de este reconocimiento y del reciente homenaje dispensado- tales víctimas superarían el centenar en una veintena más.

Al parecer, y conforme avanzan las investigaciones de la asociación citada, se van descubriendo algunos datos o nuevas señas personales que han identificado a 33 de aquel centenar y pico de fusilados, gracias a la colaboración y testimonios de parientes cercanos, herederos, amigos, vecinos y conocidos. Difícil tarea debido al tiempo transcurrido, a la poca o inexistente documentación –fueron asesinados sin proceso, por lo que no existen actas- y a que aún perduran ciertos secretismo, mutismo, miedo a represalias (¡?) y deseos de manipular e intoxicar el recuerdo de este suceso de la memoria histórica ilicitana.

Los entusiastas de la causa republicana, movidos por la emoción del homenaje, quizá podamos haber pecado de exceso de optimismo llevándonos a afirmar que la cantidad podría alcanzar el centenar y medio y que incluso se sabía la mayor parte de la identidad de los fusilados. Es comprensible, después de casi setenta años de espera. Es perdonable este error de cifras. Pero lo más grave es lo que han dicho al respecto algunas voces señeras de la derecha democrática del PP ilicitano al elucubrar manifestando en íntimos corrillos de chascarrillo que “no fueron un centenar ni más de cien los fusilados entre 1939 y 1940 sino ocho nada más, que fueron ejecutados por haber quemado las iglesias y que se saben sus nombres y apellidos”.

Esta opinión, -opinión, sí, porque como verdad no se sustenta, ni siquiera como especulatoria teoría o hipótesis es defendible- se compone de contradicciones y de falsedades que sí son desmontables porque existe documentación de la época para desmentirlas. La principal contradicción y falsedad es la de atribuir a estos cien o cien y tantos ilicitanos la presunta quema de iglesias. Los templos fueron presa de las llamas tres años antes de este fusilamiento, el 20 de febrero de 1936, días después de las elecciones. Quienes prendieron fuego de forma exaltada y descontrolada a estos centros de arte y cultura además de religiosos, no eran de Elche, no fueron trabajadores sindicalistas ilicitanos sino milicianos anarquistas forasteros, sobre todo de Alcoy, Castellón y Valencia, que iban bajando pueblo a pueblo quemando templos desde el norte de la hoy Comunidad Valenciana hasta llegar a Murcia. La prensa local recogió el suceso como noticia coincidiendo con los testimonios de dispares personajes ilicitanos de todas las tendencias e ideologías, testigos de aquella quema, asegurando que eran muchos, -se habló de varios cientos – los anarquistas forasteros que quemaron los templos de Elche y que ningún hijo o vecino de esta ciudad, ningún ilicitano participó en este condenable y salvaje acto. Personalidades de la izquierda y derecha locales como el alcalde socialista Hernández Rizo, el católico presidente de Adoración Nocturna Española y falangista Eloy Espinosa, el diputado republicano radical y masón Lopez Orozco y su secretario Nazario González, el ex alcalde socialista Manuel Rodríguez, el concejal comunista Vicente Alcalde, entre otros, fueron algunos de los importantes personajes ilicitanos viejos conocidos entre sí que salvando las diferencias ideológicas y considerando una aberración la quema, se pusieron en la puerta del principal templo, la Basílica de Santa María, para impedir el paso a aquellos exaltados anarquistas forasteros y evitar que el patrimonio artístico desapareciera para al tiempo garantizar la supervivencia del culto como personas respetuosas con la Iglesia y defensoras del derecho a la libertad religiosa.

A todo esto cabe añadir, el testimonio de familiares y amigos de los fusilados que declaran que ellos fueron trabajadores de las principales y más importantes fábricas de Elche -que entonces contaban con plantillas superiores al centenar de trabajadores -en manos de unos pocos contados industriales caciquiles– tenían contratados a pistoleros a sueldo para dominar a sus delegados sindicales huelguistas y aplicaban tratos vejatorios a sus obreros- como los Ripoll y los Ferrández. Por fortuna, los sucesores, no se parecen nada, son gente moderada y demócrata que no tiene culpa de los excesos de sus padres y abuelos.

A mí me criticaron algunos algunos personajes de la derecha ‘ppera’ ilicitana por hacerme eco “de cosas que no son verdad” en mis recientes artículos sobre los jóvenes fusilados y enterrados en la fosa común. Sin embargo, cuando les pedí a estos personajes que me dieran las identidades de esos supuestos ocho ejecutados, si deseaban que rectificara públicamente o contrastara la información en un nuevo artículo, callaron y se dieron media vuelta alejándose.

Una conducta sospechosa y nada transparente. ¿Hay algo de verdad en lo que estos dirigentes de la derecha local dicen respecto a los fusilados? ¿Esconden estos ‘pperos’ ilicitanos algo sobre este suceso o han hecho una jugada de farol porque intentan tapar y callar todo lo que huela a república y guerra civil? ¿Existen aún supervivientes de aquellos ejecutores, de ilustres familias en la actual derecha ilicitana y por ello semejantes personajes actúan para que no se descubra nada que ponga en evidencia a alguien de los suyos? ¿Temor a represalias o reminiscencias de revanchismo? De todo un poco, digo yo.

Porque, si tanto les irrita que se aireen las fosas comunes de los ejecutados por el franquismo -cuando se supone que el PP oficialmente no tiene nada que ver con aquel aunque aún tenga en sus filas a viejas glorias del anterior régimen- ¿por qué no defienden a las víctimas de la derecha católica, que haberlas las hubieron y que aún no se las ha resarcido, críticas con el franquismo y que éste ejecutó como “traidores” encargándose de silenciarlas históricamente? Como los honrados agricultores y humildes católicos ilicitanos de tendencia conservadora. O los curas vascos que Franco mandó matar. O con algunos líderes catalanes de la derecha católica, algunos republicanos y nacionalistas-catalanistas, también ejecutados por el franquismo. Porque éste no sólo ejecutó a republicanos, sino también a algunos de los llamados "suyos" que se atrevieron a discrepar.

¿A qué esperan el PP y demás partidos derechistas para reivindicarlos? Así, la Ley de la Memoria Histórica jamás será total e íntegra sino parcial.

Ellos se lo pierden.

Pero por favor, que no silencien, intoxiquen y manipulen la Historia.

Josep Esteve Rico Sogorb. Nieto y sobrino de republicanos víctimas del franquismo. Es escritor, blogger y periodista (articulista-columnista).

 

25 de Mayo de 1938: "La Tragedia Olvidada"

Por Josep Esteve Rico Sogorb




 Publicado en web-blog  de UCR el 28 de mayo de 2008

https://www.unidadcivicaporlarepublica.es/nuestra%20memoria%202008/tragedia%20olvidada.htm

Este domingo pasado, 25 de mayo, se cumplió el 70 aniversario del bombardeo  efectuado por la aviación italogermana al servicio del Ejército franquista sobre el Mercado Central de Abastos de Alicante y calles adyacentes. Este bombardeo a la capital provincial alicantina, aunque no fue el único, ya que hubo varios antes, especialmente en 1936, sí que resultó de todos ellos, el más cruento y grave. Sumamente trágico, por sus numerosos muertos y heridos, que superaron la cifra de 400 afectados, siendo unas 334 las personas fallecidas.

Sin embargo, es poco conocido e insuficiente y mal recordado oficial e institucionalmente por la autoridad municipal que a regañadientes accedió a poner una placa conmemorativa en la plaza del Mercado tras reiteradas peticiones de los colectivos de la Memoria Histórica. Una pobre y corta inscripción, limitada, insuficiente y escasamente explicativa, que incluso ofende, porque su texto solo recoge la cifra de afectados sin aludir al hecho o suceso ni a la fecha, dos datos que en toda placa, lápida e inscripción son más que obligados. Estas omisiones o "lapsus" garrafales parecen sospechosas de "algo" y evidentemente, son muy propias de un gobierno municipal de derecha.

Lamentablemente, por su enorme magnitud y por su descarado olvido, el bombardeo del 25 de mayo de 1938 es llamado "La Tragedia Olvidada".

Tal fatídico día, a las 11 horas de la mañana, el Mercado Central de Abastos de Alicante se hallaba abarrotado de hombres, señoras y niños. El motivo: la llegada de abundantes cargamentos de sardinas frescas recién pescadas y traídas al puerto. Entonces, la sardina era muy económica y necesaria en aquel momento de restricción, escasez y precariedad alimenticia.

En ese instante, nueve aviones italianos marca "Savoia" bajo órdenes y mando del Ejército franquista -aliado del dictador italiano Mussolini- lanzaron sobre Alicante -concretamente sobre el Mercado y alrededores- la elevada cifra mortífera de noventa bombas provocando 336 muertos y 224 heridos. Elche contaba entonces con fábricas de municiones y armas, razón de más para ser blanco de la aviación franquista.

Paradójicamente, Alicante, sin factorías de guerra, fue la sacrificada con este trágico bombardeo. Según algunas voces, "en venganza" o represalia por la muerte del fundador de Falange, José Antonio, en la cárcel alicantina. Un condenable fusilamiento que el propio Franco pudo evitar si hubiera aceptado el canje del líder falangista Primo de Rivera por el hijo del presidente republicano Largo Caballero.

Mi propio padre, un pinosero afincado en Monóvar, que entonces contaba con 14 años, corrobora este dato pues se hallaba ese día estudiando en clase en un cercano instituto de bachillerato -becado gratuitamente por la República como joven promesa con matrícula de honor, quiso ser ingeniero y el bombardeo truncó sus esperanzas de futuro que se desvanecieron acabada la guerra cuando el franquismo cerró el instituto e invalidó los estudios de bachillerato que cursó con la República- y oyó las alarmas y los motores de los aviones. Y junto al resto de alumnos, fue obligado a salir del centro y a ayudar en el puerto y ella refinería a ocultar del alcance aéreo los barriles de combustible.

Quedan pocos supervivientes de aquel triste y salvaje episodio. Personas más que octogenarias recuerdan que aquel 25 de mayo de 1938 eran niños y jugaban en las calles cercanas al Mercado o visitaban éste con sus mayores para comprar. El testimonio estos días pasados en la prensa alicantina de una entonces niña, hoy anciana, que sobrevivió al guarecerse del ataque aéreo tras un muro limítrofe al Mercado, es bien desgarrador: "vi a gente ensangrentada con trozos desparramados de sus cuerpos". Muy explícito.

Otros testimonios, recogidos por investigadores como Cerdán Tato y Vicente Ramos, demuestran que el bombardeo en el Mercado, concretamente en el edificio anejo destinado a Lonja de Frutas, Hortalizas y Verduras -inicio de la calle Velázquez, antes de la entrada- causó indignación, rabia, profunda impresión y hondo impacto social en su tiempo: "Vi cadáveres destrozados y miembros esparcidos por todas partes. Era un espectáculo dantesco".

La solidaridad de la población entre sí no se hizo de esperar, fue inmediata e instantánea al bombardeo. Por doquier proliferaban personas dispuestas apresuradamente a retirar cadáveres, a ayudar y a socorrer a los heridos, hasta el punto de que ante la necesidad, la premura y la falta de medios, improvisaron en la zona un hospital de urgencia, en un bar sito junto a la hoy farmacia Través pues la Casa de Socorro se colapsó por masificación de ingresados. En las aceras se amontonaban los heridos, doloridos y asustados. El Parque de Bomberos dispuso su única ambulancia que fue insuficiente para atender a tantas víctimas por lo que se usó un carro de barrendero para  transporte de heridos.

Un claro ejemplo de humanitario socorro fue el de José Mingot Tours. Desde su  casa salió corriendo y se unió a los muchos que ayudaban, quedando horrorizado  al ver a personas troceadas por los suelos y ríos de sangre. Contrariamente a otros, que daban gritos de ánimo, consuelo y aliento, Mingote quedó paralizado momentáneamente y sin fuerzas ante tan dantesco panorama, reiniciando la labor socorrista tras esconderse por una falsa alarma de las sirenas antiaéreas en el socavón que produjo la bomba.

Gracias a numerosos colectivos pro Memoria Histórica, a familiares de las víctimas y a supervivientes, el bombardeo del Mercado de Alicante del 25 de mayo de 1938 ha sido rescatado del olvido mediante actos públicos como el homenaje de hace unos días. Esperemos que algún día no muy lejano, este bombardeo deje de llamarse "La Tragedia Olvidada" para ser rebautizado como "La Tragedia Recordada". In memoriam.

(Josep Esteve Rico Sogorb es nieto y sobrino de republicanos víctimas del franquismo)

 

 

 Tonico Sansano, un valor en alza

Publicado en diario La Verdad edición de Elche el 14 de junio de 2006

https://www.laverdad.es/alicante/pg060614/prensa/noticias/Elche/200606/14/ALI-ELC-243.html

Por Josep Esteve Rico i Sogorb

Tonico sigue dando que hablar. Continúa en el recuerdo, gracias a nuestra asociación y a unos cuantos ciudadanos de a pie, que juntos hemos logrado rescatarle del olvido y mantener su memoria viva. La vida y la obra del hijo del alcalde Sansanet -viejo socialista republicano de los históricos alineado con el sector de Rodolfo Llopis- son objeto de investigación de estudiantes de instituto que le escogen como tema de trabajo. Precisamente, el próximo lunes día 19 de junio se cumple el XVI aniversario de la muerte del poeta, músico y mecenas ilicitano Tonico Sansano, y sobre él, les contaré algunos aspectos inéditos. Hemos dejado pasar la fecha de nacimiento de Tonico Sansano para recordarla conjuntamente con la de su fallecimiento pues coinciden el mismo mes. Es sabido que nació en Elche el 1 de junio de 1899, en la calle entonces Ramón y Cajal -hoy Racó de Sant Jordi-, esquina a la calle Ángel, entre los barrios del Raval y la Pobla de Sant Jordi en una vieja casona ya desaparecida.

Llegó a mis manos, como todo un descubrimiento, el cuadernillo de apuntes de Tonico Sansano que usó en sus últimos años y hasta su fallecimiento. En esta libreta plasmó sus inquietudes y sus anhelos. Cabe destacar que todo el material es y está inédito. Escritos con su puño y letra, a mano, destacan dos manifiestos sociales en favor de la clase obrera y unas recomendaciones a los empresarios para que éstos sean tolerantes y se comporten humanamente con sus empleados. Asimismo, descubrí anotaciones musicales y posiciones de dedos en acordes, de sus clases de guitarra y bandurria para folk y fotos de los niños alumnos, hoy ya adultos. También localicé poemas dedicados a personajes ilicitanos, desde el punto de vista personal, por encima de toda tendencia política. Poesías irónicas y cómicas como la dedicada al médico, diputado y gran maestre masón ilicitano D. Julio María López Orozco a quien Tonico atribuye en el texto que fue a Barcelona a recoger un premio que le concedieron y que se debatía entre el amor y el capricho de dos mujeres, matizando que alguien de apodo Pedrera le llevaba por el camino de la amargura.

Poesías a su querido, admirado amigo y médico personal familiar, Jaime Latour, al igualmente doctor Andrés Brú, -a quien califica jocosamente de «médico afamado que recetaba firmando con medio apellido»- y a personajes ilustres ilicitanos tan variopintos como Alfredo Llopis, Carmelo Serrano, Juan Micó, Manuel Martínez Magro, José Pomares Perlasia, Manuel Pascual Urbán y Víctor Martinez Egea. Pero además, en el cuaderno de apuntes hay una canción de Navidad, dedicatorias, consejos y recomendaciones a su compañero profesor de bandurria, Manuel García; a los líderes de la derecha local y a los obreros de las fábricas; relatos intimistas, recetas del licor y la miel de dátil, un poema que le dedicó su amigo Molina, poesías a una sobrina por parte de la familia de su mujer y a querido sobrino Sergio, a quien apadrinó.

Si a alguien le tuvo Tonico en vida un especial afecto fue sin duda al médico de la familia, Jaime Latour. No sólo se granjeó su amistad sino que le idolatró hasta la casi veneración, confiando ciega y plenamente en él. Para Tonico, el doctor Latour no era un médico cualquiera sino un ángel milagroso.Y a decir verdad, en más de una ocasión le salvó la vida, sacándole de serios apuros o sustos que amenazaron su salud e hicieron peligrar su vida, eso sí, cogidos a tiempo. Pero esta confianza se vio alterada el día de su muerte al quedarse dormido tras la comida, sentado en su mecedora favorita. Su esposa, Josefina Castaño, durmió la siesta al mismo tiempo, y al despertar comprobó que Tonico, inmóvil, sudaba copiosamente. Llamó asustada a su sobrino, José María Peral Castaño -dueño de la tienda de tejidos de la calle Salvador situada bajo la vivienda- que abrazó a Tonico, percatándose que llevaba muerto unas horas al fallecer durante la siesta, por lo que al despertar la señora ya fue tarde. Josefina, aún esperanzada y tan ciega como su marido con Jaime Latour, ordenó a su sobrino que rápidamente avisara al médico, «perque és l'únic que pot salvar al tío Tonico». Personado el doctor, esta vez no pudo sacarle del apuro, de su último y definitivo apuro y certificó oficialmente el fallecimiento el dia 19 de junio de 1990.

En 2003, el Grup Cultural Ilicità hizo en el panteón familiar del cementerio viejo (calle Salvador, 12) una ofrenda de flores con los colores ilicitano, valenciano y republicano; en el XIII aniversario de su muerte, recitando poetas amigos como Baltasar Brotons, Luis Ibarra, Clara Fenoll. El pueblo apoyó con 300 firmas, petición para una calle, plaza o parque en su nombre, lo que aún aprobado, seguimos esperando. En 2004, nuestra entidad colocó placa conmemorativa junto a su nicho para la posteridad, que fue descubierta por el concejal de Cultura José Manuel Sánchez. Y ahora, en 2006, el Grup Cultural Ilicità invita a los ilicitanos a recordar al último romántico, ante su tumba, el próximo sábado 17, a las 11 de la mañana. Lo merece. Es ya un signo de identidad y su figura, un valor en alza. In memoriam Tonico Sansano.

Josep Esteve Rico i Sogorb

Grup Cultural Ilicità 'Tonico Sansano'

Grupo poético 'Abril 2005'.

Cónsul Comarcal de Movimiento Poetas del Mundo

Biógrafo de Tonico Sansano

Por Francis Mojica y Sara Marín

Publicado en diario El Periódico de Aquí:

https://www.elperiodicodeaqui.com/epda-noticias/por-francis-mojica-y-sara-marin/123784


El Grup Cultural Ilicità Tonico Sansano mantiene activas dos campañas de recogida de firmas para que el científico ilicitano Francis Mojica sea Hijo Predilecto y tenga calle a su nombre, y para que la gimnasia rítmica discapacitada intelectual sea por fin, paralímpica. Estas campañas constan de firmas digitales en la web change.org y de firmas manuales en papel cuyas hojas ya están en tiendas, entidades, empresas y particulares de la ciudad.

La petición a favor de Mojica (Elche nunca tuvo un ilicitano candidato dos veces al Nobel, esto es histórico e importante, tanto que hasta la revista científica 'Nature' le ha dedicado un reportaje )fue idea de Francisco Soler Ramón ("El Tito"), entusiasta ilicitano con quien nuestra entidad colaboró cuando pidió calle para D. Ginés Román, reto que se logró. Gracias "Tito", por confiar de nuevo en nosotros.

La solicitud en pro de que la gimnasia rítmica discapacitada intelectual sea paralímpica surgió en una conversación entre la madre de la nueve veces medallista Sara Marín y quien esto subscribe, coincidiendo ambos (y mucha gente consultada) en que es injusto que esta modalidad, (que cada vez llena más pabellones y estadios y es más practicada contando con muchos clubes y deportistas), esté marginada y discriminada fuera de las Paralimpíadas frente a otros deportes minoritarios y casi desconocidos (incluso focalizados únicamente en una región o un país europeo) que sí son paralímpicos. Tras remitir escritos defendiendo nuestra postura a organismos federativos, estamos a la espera de que el ente supremo regulador a nivel mundial que tiene la voz cantante (con sede en Londres) estudie la propuesta y la apruebe, acabando con tal injusticia y tal discriminación. Ello supondría que Sara Marín y muchas más como ella participarían por fin en los Juegos Paralímpicos. Gracias, María José, por confiar en nosotros para esta campaña. Pero mientras, hay que seguir recogiendo firmas. Lo de Sara es de enorme importancia. Tanto, que la prestigiosa edición 'Sport Life' le ha concedido el premio al esfuerzo y superación.

Firmad estas campañas tanto en change.org como en las hojas. Hemos de lograr el reto de llegar a las 2000 firmas como mínimo en sendas iniciativas. Firmad la campaña del doblemente candidato al Nobel (que esperamos le sea concedido este año si opta por segunda vez) y la campaña para que la gimnasia rítmica discapacitada intelectual sea paralímpica (solo en change.org) para que estos ilicitanos reciban en su casa, Elche, la recompensa y el reconocimiento a sus méritos y esfuerzos. Brindemos por ello y firmemos por ellos.

¡¡Por Francis y por Sara!!

Por Josep Esteve Rico Sogorb

Grup Cultural Ilicità Tonico Sansano

 Julio María López Orozco y el 28 de Junio de 1931

Por Josep Esteve Rico Sogorb


Veintiocho de junio. Septuagésimo séptimo aniversario de aquellas elecciones generales a Cortes Constituyentes de la II República en 1931 en las que resultó elegido diputado por la provincia de Alicante el insigne médico ilicitano D. Julio María López Orozco. Un dato y una efemérides casi desapercibidas para la mayoría de la opinión pública, incluso para los republicanos, que suelen recordar otras fechas como el 14 de abril, por ejemplo, proclamación de la II República a consecuencia de las elecciones municipales del 12 de abril, dos días antes.

El hecho reviste su importancia socio-histórica, porque todo un personaje de Elche muy popular y querido como fue D. Julio, obtuvo su acta de diputado no solo en representación de su ciudad natal sino de toda la provincia entera, lo que demuestra el conocimiento que el pueblo alicantino tenía sobre su persona y su actividad pública además de probar el arraigo y la aceptación de las que el médico ilicitano gozó entre el electorado en ámbito provincial. No en vano fue presidente de la Junta Provincial de dicho partido.

Frente a demás candidatos oponentes y adversarios políticos, López Orozco consiguió 67.013 votos, siendo uno de los más votados, presentándose por el Partido Republicano Radical Socialista (partido del que fue presidente de la Junta Provincial de Alicante) y logrando la credencial número 361 del acta de diputado para la primera legislatura republicana que abarcó los años 1931 y 1933. Tomo posesión de su escaño el 12 de julio de 1931 pero juró o prometió el cargo quince días después, el 27 del mismo mes y del mismo año y causó baja como diputado en la disolución de las Cortes del 9 de octubre de 1933.

Hay que atribuirle con totales justicia, razón y méritos su contribución y participación en el logro de conseguir la creación del primer instituto de educación secundaria (entonces llamado de 'segunda enseñanza') en Elche. Sus intervención y colaboración fueron decisivas para tal hito histórico local al formar parte de la comisión representativa que el Ayuntamiento republicano ilicitano envió a primeros de septiembre de 1931 al Ministerio de Educación en Madrid para reclamar al ministro la creación del primer instituto de segunda enseñanza, una vieja aspiración y una necesidad a cubrir en Elche en aquel entonces que por fin fue hecha realidad al abrirse en enero de 1932 e inaugurarse oficialmente el 8 de febrero de 1932 por el alicantino Rodolfo Llopis, director general de Enseñanza Primaria, acompañado por el propio López Orozco y otros dirigentes socialistas y republicanos ilicitanos. Un acto oficial del que existe una foto en la que aparecen López Orozco y Llopis, entre otros.

Cabe destacar, entre otros méritos, que López Orozco formó parte de la Comisión Gestora de la Mancomunidad del Segura. Nacido en Elche en 1885 en el seno de una familia acomodada y burguesa, falleció igualmente en Elche el 7 de abril de 1970, a los 85 años. Hijo del abogado liberal Julio Mª López Martínez y de la maestra Herminia Orozco Chacón. En junio de 1908 terminó sus estudios de Medicina en la Universidad de Valencia y ejerció en el pueblo valenciano de Orcheta (provincia de Alicante). En 1909 se casó con la valenciana Esperanza Álvarez Llimoix con la que tuvo dos hijas, Herminia (1910) y Pilar (1913), ambas nacidas en Orcheta. En 1913 volvió a Elche y el 12 de octubre de ese mismo año, el semanario socialista Trabajo publicó el siguiente anuncio:  “Clínica Médico Quirúrgica de D. Julio María López Orozco. Canalejas (Corredera) num. 1. Consulta de Medicina y Cirujia  (sic)  general. Horas de 10 a 12 de la mañana. Gratis para los pobres los miércoles. Visita a domicilio. Se admiten igualas”. D. Julio fue uno de los ilicitanos más apreciados en su ciudad como médico de los pobres (hoy se le recuerda por no cobrar a quien no podía pagarle y por dejar el dinero de las medicinas en la almohada del enfermo sin recursos económicos).

En enero de 1914 se dio de alta en el colegio de médicos de Alicante y en julio fue nombrado médico municipal y titular de uno de los cuatro distritos en los que se dividía la ciudad. En los meses siguientes su mujer murió como consecuencia del tercer parto, por lo que quedó viudo a los 30 años. Casó en segundas nupcias con la ilicitana Asunción Manchón Navarro, hija de los acomodados, conservadores, derechistas y religiosos dueños hortelanos del popular 'Huerto de Manchón', que falleció en 1989 a los 87 años. Estos factores y el hecho de que López Orozco tuviera dos hermanas monjas terciarias carmelitas, Herminia y Josefa; influiría posteriormente en su favor junto con su bondad hacia los enfermos para evitar ser ejecutado en el franquismo. Al parecer, D. Julio y Dª Asunción tuvieron dos hijos.

López Orozco, bien joven manifestó hondamente los sentimientos y las ideas republicanas, diferenciándose de sus familiares. Humanista, filántropo e intelectual aunque aburguesado pero sumamente respetuoso con el prójimo sin menospreciar a nadie por cualquier ideal o condición (lo que motivó envidias de ciertos elementos de la misma burguesía ilicitana a la que él, pertenecía) su lema fue “hacer el bien sin mirar a quién” hasta ser reconocido como el “médico de los pobres de Elche “a quienes no cobraba sus servicios a domicilio e incluso daba dinero para medicinas. Ello le granjeó la simpatía y la admiración popular. Era frecuente verle con pajarita y traje, desplazándose en un carruaje tirado por mula o caballo (tartana o cabriolé), semicalvo pero con pocos cabellos negros como entradas laterales.

Su familia poseyó una casona y un bello huerto de palmeras, granados, naranjos y limoneros que él luego heredó y mantuvo hasta su muerte (el de Manchón, rebautizado posteriormente con su nombre); convertido hoy en plaza pública y jardín frente al Museo de la Palma (antes huerto de San Plácido) y cercano al Hotel Huerto del Cura.

Aunque escribió algunos artículos en la prensa ilicitana su primera actividad política conocida fue formar parte del comité de la Liga Antigermanófila, creada en Elche en abril de 1917. Tres años más tarde, en mayo de 1920, ingresó en la masonería, en la logia Constante Alona nº 8 de Alicante y cuatro años después, fue el venerable maestro de la logia Illice Constante nº 7 de Elche. Su prestigio personal probablemente facilitaría la reimplantación de la masonería en su ciudad, de la que su padre también había formado parte en las últimas décadas del ochocientos.  Según el primer  “cuadro lógico” conservado en el Archivo Histórico de la Guerra Civil de Salamanca, fechado el 30 de diciembre de 1926, la logia Illice Constante contó con 12 miembros, republicanos y socialistas en su inmensa mayoría y un anarquista. Al año siguiente eran 18 y 22 el año 1928. Oficialmente, la logia “abatió columnas” por falta de medios económicos el 22 de enero de 1935. Su dedicación a la masonería en los años de la Dictadura de Primo de Rivera debió ser intensa como prueba su presencia como delegado de la Logia Regional de Levante en las asambleas nacionales, sexta y séptima, celebradas en Madrid y Gijón los años 1927 y 1928.

Licenciado en Medicina General, fue miembro de la Real Academia de Medicina de Catalunya. Durante la Primera Guerra Mundial fue miembro de la Liga Anti germanófila. López Orozco co-fundó en 1927, junto a los dirigentes republicanos ilicitanos Manuel Lucerga y Manuel Tremiño, el Círculo Republicano de Elche, contando además con el apoyo del periódico local republicanista "Elche". A vez, presidió la Alianza Republicana Ilicitana.

En marzo de 1928 fue nombrado presidente de la Alianza Republicana de Elche y se convertía en el líder indiscutible del republicanismo ilicitano. En diciembre de 1930 fue encarcelado con motivo de las repercusiones en toda España de la sublevación militar de Jaca, junto a otros once republicanos y socialistas ilicitanos. El 26 de marzo de 1931 fueron liberados y recibidos como héroes. En las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 y dentro de la coalición republicana-socialista, era el candidato natural para ocupar la alcaldía en el marco del nuevo régimen político, hasta el punto de que los socialistas ilicitanos llegaron a ofrecerle la alcaldía. Incomprensiblemente no fue así, lo que permitió que fuera candidato al Congreso en las elecciones constituyentes de 1931 por las que fue elegido diputado por la provincia de Alicante en junio de 1931. Un mes antes, el 12 de mayo de 1931, según la declaración de la abadesa del convento ilicitano de las religiosas Clarisas <<“(…) las turbas asaltaron nuestra casa y en aquel momento de peligro se presentó D. Julio Mª López Orozco, que consiguió contenerlas e impedir el incendio; y bajo su dirección y en varios autos fuimos trasladadas todas las Religiosas y llevadas a casa de D. Antonio Hernández (q.e.p.d.) y de allí, siempre bajo su dirección nos distribuyeron y llevaron a sitios de seguridad”>>.

En 1929 fue uno de los fundadores del Partido Republicano Radical Socialista juntamente con Marcelino Domingo, Álvaro de Albornoz y Félix Gordón Ordás. Con motivo de la sublevación de Jaca (que se reprimió con la ejecución de varios fusilamientos) y en memoria de sus fusilados, López Orozco, junto a otros dirigentes, intervino como orador en un acto homenaje dando un emotivo y destacado discurso el domingo de ramos de 1931 en la Plaza de Toros de Elche, por lo que sufrió cárcel breve a los tres meses de dicha sublevación.

Encabezó la manifestación popular de más de 2000 personas por las calles de Elche que reclamaba la instauración de la República en las primeras horas de la mañana del día 15 de diciembre de 1930. Los manifestantes acudieron a su domicilio (en el huerto de su nombre o de Manchón, frente al hoy hotel Huerto del Cura) y sacándole en olor de multitudes le pidieron que fuera al frente, que llegara al Ayuntamiento y que proclamara la República junto a los dirigentes socialistas ilicitanos Juan Hernández Rizo y Manuel Rodríguez Martínez (futuros alcaldes en la República y Guerra Civil).

Esta revuelta resultó sofocada y López Orozco junto a los demás dirigentes, fue detenido y encarcelado en el Palacio de Altamira y posteriormente trasladado a la prisión provincial de Alicante, pasando a disposición judicial militar acusado de sedición.

Ante la presión popular, hubo una amnistía y a finales de febrero de 1931, (tras reabrirse la Casa del Pueblo y el Círculo Republicano, que habían sido clausurados por orden gubernativa a raíz de la revuelta) López Orozco, acompañado de los otros 11detenidos, fue liberado, realizando su entrada apoteósica triunfal en la Plaza del Ayuntamiento ante una multitud de más de 10.000 personas que aclamándole le siguió hasta los juzgados, donde definitivamente se le puso en libertad (al igual que los 11camaradas). Por ello, el día 27 de marzo fue declarado festivo por las sociedades obreras ilicitanas, bautizado como "Fiesta de la Libertad".

El martes 14 de abril de 1931 en Elche, se forma una manifestación popular en la Plaça de Baix frente al Ayuntamiento, durante la cual se coloca la bandera republicana en el balcón principal y es precisamente D. JULIO María López OROZCO quien dirige la palabra en un emotivo discurso desde el balcón al pueblo proclamando la República en la ciudad.

Además de su trabajo como diputado en las Cortes constituyentes de 1931, en 1932 fue nombrado vocal de la Confederación Hidrográfica del Segura y en febrero de 1933 fue elegido presidente de la Junta Municipal del Partido Republicano Radical Socialista. No conocemos su trayectoria como parlamentario pero sí merece la pena recordar que los años 1931-1933 fueron, en el caso de la ciudad de Elche, años enormemente fecundos desde un punto de vista educativo –colegios e Instituto de Enseñanza Media inaugurado en 1932 y clausurado en 1939-, cultural –la declaración del Misterio de Elche como Monumento Nacional en 1931 y la primera ley de Protección del Palmeral de 1933 o sanitario –la creación de la Casa de Socorro-. En todos estos aspectos, la intensa labor del único diputado ilicitano en las Cortes constituyentes nos parece  indudable.

En 1933 se estableció como médico en Madrid y solicitó su baja en el Colegio Oficial de Médicos de Alicante. En mayo de ese mismo año solventó  también un contencioso que las monjas Carmelitas tenían planteado con el Ministerio de Justicia, tal y como la superiora del colegio haría constar en su declaración favorable, firmada el 6 de octubre de 1939. En los años previos a la Guerra Civil sabemos que pasó de militar en el Partido Republicano Radical Socialista a hacerlo en Unión Republicana, pero sin el liderazgo que había tenido durante el primer bienio republicano.

Presidió como miembro de mayor edad y prestigio, el Comité Local de Refugiados de Guerra en Elche compuesto por 7 dirigentes (de CNT, UGT, PCE, PRRS y PSOE) que el Consejo de Ministros de la II República creó por decreto del 6 de noviembre de 1936.

El 20 de febrero de 1936 fueron incendiadas en Elche las cuatro iglesias más importantes –Santa María, San Juan, El Salvador y el convento de las Clarisas- así como asaltadas las sedes de los partidos derechistas. En ese mismo mes, en el propio domicilio de don Julio, puesto que tanto sus hermanas como sus dos hijas eran fervientes católicas, se reunió de forma secreta una comisión con la intención de poder restablecer el culto católico. Incluso un sacerdote depositó en su casa diversos objetos de culto. Iniciada la contienda, don Julio permaneció en Elche y su actividad más destacada fue presentarse como testigo de descargo en el juicio ante el Tribunal Popular de Alicante del también médico Joaquín Santo, lo que le fue reprochado en el semanario comunista Elche Rojo. Asimismo, el domicilio particular del ex diputado fue lugar de refugio para el sacerdote José Ruiz Tarí, quien en la posguerra declararía que allí se celebraron misas, tal y como corroboraría también Asunción Manchón Navarro, igualmente escondida en el domicilio de don Julio, declarando que “acudían gran número de personas que oían la Santa Misa y recibían los Sacramentos de Confesión y Comunión”. Otro incidente ocurrido durante la guerra fue la detención de su yerno, el también médico Joaquín Lucerga, el 6 de abril de 1938 y durante siete meses, por haber entregado 1.000 pesetas a un supuesto agente de Socorro Blanco, que acabó denunciando a todos los que le habían dado dinero, por lo que fue internado durante siete meses en el barco prisión Rita Sister de Valencia. Y no hubo más durante la guerra. La posguerra significaría para don Julio pasar hasta por cuatro procesos represivos.

López Orozco se colocó en la puerta principal de la basílica de Santa María junto a otros personajes ilicitanos de diversa ideología (entre otros, el concejal comunista Vicente Alcalde y el derechista jefe de Acción Católica Eloy Espinosa) el 20 de febrero de 1936 para intentar disuadir a los piquetes anarquistas de que no quemarán el templo sin lograrlo ya que el empuje de la multitud le arrolló; hecho éste que demuestra sus humanistas principios.

Cabe destacar que el momento del golpe militar del 18 de julio de 1936 López Orozco era el médico titular municipal de la Casa de Socorro, atendiendo por igual a todos los enfermos, sin mirar ideología ni condición alguna.

A partir del 2 de abril de 1939 cuando las tropas franquistas e italianas entraron en Elche y el Ayuntamiento fue ocupado por los vencedores, López Orozco de nuevo padeció detención.

Los ideales políticos republicanos le llevaron a evolucionar hacia la masonería, por su relación intrínseca y fue iniciado en 1920 en la Logia Constante Alona de Alicante, tomando el nombre simbólico de "Dieulafoy". Durante ese mismo año pasó a formar parte del Triángulo Masón “Illice Constante” de Elche del que fue presidente hasta el año 1924, fecha de la fundación de la Logia Illice Constante nº7 de Elche, de la que fue su Venerable Maestro hasta 1935, reuniéndose en la sala egipcia de la logia, sita en los bajos del palacio de la Calahorra.

Participó también en los Altos Grados, siendo miembro del Capítulo Lucentino donde alcanzó el grado 18º y dentro de las estructuras orgánicas de la masonería española fue Consejero Regional de la Gran Logia Simbólica Regional de Levante. Asistió a la VI asamblea nacional de la Masonería Española, celebrada en Madrid, en 1924, como delegado de la regional de Levante, y a la VII asamblea nacional, en Gijón, en 1928, en la que ocupó la vicepresidencia de la Mesa.

Vivió en primera persona el conjunto de la represión franquista:  juzgado y condenado en septiembre de 1939 por el Tribunal de Responsabilidades Políticas a una pena de 50.000 pesetas y ocho años de destierro (en marzo de 1941 se le perdonó el destierro pero no la multa, que se fijó en 35.000 pesetas, pagaderas en cinco plazos anuales de 7.000 pesetas);  juzgado y absuelto  por un tribunal militar en 1940, gracias a un buen número de hombres y mujeres que testificaron a su favor, después de haber estado encarcelado en Elche y Alicante entre el 28 de octubre de 1939 y  el 13 de noviembre de 1940; condenado en 1942 por el Tribunal de Represión de la Masonería y el Comunismo a 25 años de reclusión mayor (pena reducida a 12 años y un día por resolución del Consejo de Ministros), recluido en Alicante, Madrid y Burgos  entre el 24 de octubre de 1941 y el 7 de enero de 1945. Finalmente, pasó también por un proceso de depuración por el que el 28 de septiembre de 1945 se le autorizaba a ejercer como médico sin poder salir de su domicilio y, por fin, el 13 de junio de 1946, pudo trabajar, pero exclusivamente dentro del término municipal de su ciudad natal. Su entierro en 1970 fue el único homenaje que muchos ilicitanos pudieron brindarle.

Al destacar por todos estos méritos, como arriba antes he citado, el franquista Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y del Comunismo, le condenó según sentencia “a veinticinco años de reclusión mayor” aunque por buena conducta y merced a la presión que hicieron muchos ilicitanos (algunos pocos incluso destacados franquistas) agradecidos por sus buenas obras y su benévola actitud altruista como médico ejemplar, se le rebajó la pena a 12 años.

También sufrió un destierro en Galicia y Asturias y al parecer su corazón se debatió entre el amor a dos mujeres, siendo una de ellas más joven que él, situación por la que el poeta ilicitano Tonico Sansano le dedicó un poema.

Don Julio siguió en su casa una vez terminada la guerra y la primera citación la recibió el 28 de septiembre de 1939, cuando se le comunicó que debía presentarse ante el Juzgado Provincial de Responsabilidades Políticas ([7]). El juez provincial, Manuel Mingot Tallo informó de la “enorme responsabilidad moral y política del inculpado· y del “daño terrible causado a la Patria”, por ese sector “Masónico-burgués-Liberaloide y comunistoide al mismo tiempo”, con lo que, siguiendo el espíritu de los cruzados combinaba, sin ningún rubor, dos realidades tan incompatibles como la masonería y el comunismo. Resaltó también que la protección a los católicos fue por la influencia de sus familiares directos y no por su propia iniciativa. A pesar de contar con un buen abogado, el letrado valenciano Joaquín Rosell Burguete, el médico ilicitano fue condenado  a la pena de ocho años de destierro y multa de 50.000 pesetas. El 8 de octubre de 1939 presentó una declaración jurada de bienes por un valor total de 93.250 pesetas (cinco viviendas urbanas, una propiedad rural y mobiliario). El 18 de diciembre de ese año le fueron embargados todos sus bienes inmuebles y el 24 de octubre de 1941 firmó ante notario la hipoteca de su domicilio habitual en la plaza del Generalísimo, como garantía del pago de la multa, costas y gastos por valor de 40.000 pesetas.

El 26 de octubre de 1939, tres falangistas ilicitanos –dos de ellos de 24 años de edad-, lo denunciaron en los siguientes términos: “(F.C.S., I.C.M y M.D.V…en aras de la Justicia, exponen que: JULIO MARÍA LÓPEZ OROZCO de 56 años de edad, viudo, profesión medicina (sic), domiciliado en la calle Canalejas, este individuo es completamente desafecto al Glorioso Movimiento Nacional-Sindicalista. Fue fundador y Presidente de la llamada Alianza Republicana en las elecciones de Abril del año 1931. Presidente del Partido Radical-Socialista, Alcalde de Elche en el año 1931 hasta que le vino el acta a Diputado a Cortes, en representación del Partido Radical-Socialista. Fue Vice-presidente del Consejo Nacional de Unión Republicana. Formaba parte de la Comisión Hidrográfica del Segura. Días antes del advenimiento de la nefasta República, encabezó la manifestación juntamente con Manuel Rodríguez Martínez, dicha manifestación fue disuelta por la Fuerza Pública por no tener la necesaria autorización del Poder Constituido. A raíz de este incidente fue encarcelado. En el año 1931 encabezó la candidatura extremista, siendo elejido (sic) concejal por Elche. Este citado JULIO MARÍA LÓPEZ OROZCO tomó parte como orador en diferentes mítines en locales y en plena calle. Este individuo con su propaganda izquierdista es el que ha inducido al Pueblo poco a poco a que cometiese los desmanes de toda índole que se han efectuado en Elche, en ocasión de venir por esta provincia el ministro de la República “Albornoz” (sic) el citado Julio María López Orozco dio alberge (sic) oficial al citado ministro rojo. Según documento que acompañamos el ya citado JULIO MARÍA LÓPEZ OROZCO pertenece a la Logia masónica Illice Constante n. 7, en la que ocupa el cargo de VENERABLE MAESTRE (sic). Durante el Glorioso Alzamiento Nacional fue Director de los Hospitales de Sangre que tenia montado el Socorro Rojo Internacional en Elche y él fue quien organizó su funcionamiento, fue vocal del Comité de Defensa Pasiva contra Aeronaves, siendo muy activo y encargándose de la comisión sanitaria de dicho comité. Y para que conste firmamos y rubricamos en la Ciudad de Elche a veintiséis de octubre de mil novecientos treinta y nueve. Año de la Victoria”. A partir de esta denuncia, con falsedades como la alcaldía que le adjudicaron y de los informes del Servicio de Información e Investigación de F.E.T. y de las J.O.N.S de Elche (conceptuación religiosa: “masón”; conceptuación de su vida pública: “buena”; conceptuación de su vida privada: “mala”) y de la policía gubernativa (“escasez de oratoria” (?) y que “defendió a sus compañeros de profesión durante la guerra”), un buen número de personas declararon a su favor y consiguieron entre todos la absolución del procesado.

El tribunal militar que le juzgó en Alicante el 13 de noviembre de 1940 recogió los testimonios favorables hasta el punto que juzgó la actuación del médico ilicitano como “una conducta inmejorable” y no consideró delito alguno, por lo que resolvió “absolver libremente al procesado”, pero remitiendo su caso a los tribunales de Responsabilidades Políticas y de Represión de la Masonería y el Comunista. La magnanimidad en este caso, porque no fue desde luego habitual que un diputado republicano pudiera ser absuelto, se explica porque el tribunal militar sabía perfectamente que la Ley de Represión de la Masonería y el Comunismo le condenaría sin ningún género de dudas. No era necesario, pues, duplicar una condena de cárcel.

El 28 de mayo de 1940, don Julio presentó una declaración de retractación como masón ante el Gobierno Civil de Alicante. Como era preceptivo por la ley, denunció nada menos que a 21 masones ilicitanos, una nota tan infamante como gratuita puesto que se trataba de ofrecer los nombres de masones que ya estaban todos y cada uno de ellos a disposición de las autoridades franquistas, en la medida en que habían requisado la documentación interna de las logias. Además de la denuncia inevitable de antiguos compañeros, el médico ilicitano añadió en esa misma fecha la siguiente reflexión: “Mi opinión sobre las actividades de la Masonería –respetando la de quienes en la actualidad le dan tanta importancia- es, que se trata de una ñoñez, o que caso contrario hemos estado en Babia la inmensa mayoría de los masones”. Su defensa se basaba en que a partir de 1933, lo que no pudo demostrar documentalmente, se convirtió en un masón “durmiente”. Como en tantos otros casos, don Julio y de ahí su apelación a la “noñez”, utilizó la masonería como instrumento político para luchar por la República y reemplazar la monarquía de Alfonso XIII, incapaz de avanzar por la democratización y modernización de España. Una vez implantada la República, la masonería dejó de suscitar interés para quienes, como en el caso de nuestro biografiado, le movía el cambio político y no otra cosa. El Tribunal que le juzgó en Madrid, el 6 de julio de 1942, presidido por el general Saliquet le condenó a 25 años de reclusión mayor y accesorias de “interdicción civil y de inhabilitación absoluta perpetua para el ejercicio de cualquier cargo del Estado, Corporaciones Públicas y Oficiales, Entidades subvencionadas, Empresas concesionarias, Gerencias y Consejos de Administración de Empresas privadas, así como cargos de confianza, mando y dirección de los mismos, quedando separado definitivamente de los aludidos cargos”. El tribunal justificó la sentencia por el grado 30 alcanzado en la masonería y por haber participado en asambleas nacionales. También se le adjudicó, falsamente, su pertenencia al Partido Socialista Obrero Español, cuando había militado exclusivamente en el Partido Republicano Radical Socialista y, posteriormente, en Unión Republicana.

Así pues, don Julio ingresó por segunda vez en la prisión de Alicante el 24 de octubre de 1941. El 15 de diciembre del mismo año pasó a la cárcel de Porlier en Madrid y el 11 de enero de 1943 fue conducido a la prisión de Burgos, de la que saldría en libertad el 7 de enero de 1945. En estos años, la defensa del médico ilicitano quedó en manos de su segunda mujer, Asunción Manchón Navarro, quien asumió los pagos anuales de 7.000 pesetas, el pago del abogado y cuantas gestiones fueron necesarias para poner en libertad a su marido. El 31 de diciembre de 1942 presentó en el registro general de la Presidencia del Gobierno ocho avales de otros tantos ilicitanos bien considerados por la Dictadura y consiguió que el Consejo de Ministros redujera la condena a 12 años y un día. Intentó también que el embargo de los bienes inmuebles de su esposo quedara limitado a la casa hipotecada pero no al resto. Y siguió intentándolo todo. En la documentación conservada por la familia leemos una carta escrita por el capellán de la Casa Militar de S. E. el Jefe del Estado y Generalísimo de los Ejércitos el 21 de diciembre de 1944, en la que agradece a su esposa Asunción Manchón “la caja de cigarros”, le desea  unas felices pascuas a pesar del “poco éxito de nuestras gestiones”. No sabemos si los puros sirvieron o no, pero pocos días después don Julio salió en libertad condicional.

Recobrada la libertad y sujeto a prisión domiciliaria, el matrimonio se sometió a una última prueba: volver a ejercer la medicina. El 12 de septiembre de 1945, su mujer y no él, ella había estado en la cárcel durante la guerra, solicitó que pudiera ejercer su profesión por “su estado de salud y dado que su situación económica se agrava notablemente por los cuantiosos gastos que esta situación le ha acarreado”. El 28 de septiembre de 1945 recibió la comunicación de la policía gubernativa por la que se le autorizaba a ejercer la medicina pero sin salir de su domicilio. En diciembre de 1945 solicitó su reingreso en el Colegio de Médicos de Alicante y el 19 de enero de 1946 recibía la contestación: “Inabilitación (sic) para ocupar cargos directivos o de confianza en la organización y en corporaciones de índole médica o Sanitaria”, con 15 días para recurrir el fallo. El 21 de enero solicitó que la prisión atenuada en su domicilio se convirtiera en libertad condicional para poder ejercer como médico en la ciudad y en el campo de Elche. El 27 de marzo de 1946 de nuevo Asunción Manchón solicitó a Franco el indulto de su marido, con 61 años y una úlcera de duodeno. Y, por fin, el 13 de junio de 1946 el capitán de la Guardia Civil en Elche le comunicó que podía ejercer la medicina, eso sí, sin salir del término municipal.

Hubo, además, algún castigo añadido como el ser rechazado como socio del Casino y, sobre todo, un exilio interior que le convirtió poco menos que en un excelente profesional pero absolutamente invisible en la ciudad. Como contó uno de sus colegas, el médico ilicitano Jaime Latour Brotons, en una ocasión, el también médico Manuel Pascual Urbán, presidente de la Cofradía del Nazareno, ligada tradicionalmente a profesionales de la sanidad, le mandó a don Julio un recibo para que se convirtiera en penitente. Don Julio contestó con los siguientes versos:  “Este Urbán es un guasón / me llama penitente / y sabe porque lo dice la gente / que yo soy un masón”. 

Su muerte, a los 85 años, el 7 de abril de 1970, se convirtió en un acto multitudinario, como homenaje a uno de los ilicitanos más apreciados de su tiempo pero también en un acto de indudable carga política, con la ausencia clamorosa de la Corporación municipal franquista. El periódico Información de Alicante, de la cadena del Movimiento, se hizo eco de la “imponente manifestación de duelo” pero no aludió para nada a la biografía políticamente incorrecta de Julio María López Orozco. La implantación de los ayuntamientos democráticos significó también la recuperación de su memoria con un jardín, un colegio público y un monumento en su ciudad natal. Cuarenta y dos años después de su muerte, hora es de situarle en el lugar que le corresponde: sin duda, uno de los ilicitanos más relevantes del siglo XX.

Sus restos mortales reposan en un nicho junto a los de su esposa, en un rincón escondido de la vista exterior, en la pared lateral derecha del panteón nº 26 de las familias López y Manchón ubicado en la calle San Sebastián del cementerio viejo de Elche.

D. Julio dejó su huella masónica hasta después de muerto en su propio panteón. El suyo es el único de todo el cementerio que arriba del número en la fachada muestra una inscripción y una imagen sobre losetas de cerámica de simbolismo y significado masónico que representan la muerte terrenal y el tránsito al Mas Allá o resurrección: una calavera con sus tibias cruzadas y una leyenda que más o menos dice 'Al menos dile un requiescat a tu amigo o deudor un día que hoy cubre esta la losa fría...'

López Orozco tiene a su nombre un colegio, un instituto y una plaza con jardín (zona verde) y huerto de palmeras, en Elche, su ciudad natal. En mayo pasado, el Grup Cultural Ilicità donó al Museo de Pusol el cuadro al óleo con el busto de López Orozco pintado por el artista local apellidado Campello que le regaló María Galiano (hija de los ex caseros de aquel y dueña del restaurante San Plácido y del huerto del mismo nombre hoy Museo de la Palma) para su restauración y exposición.

La biografía de este personaje ilicitano, menudo pero grande de corazón, mente y espíritu; no está acabada. Lagunas y escasez de datos escritos (salvo los registrados en el Tribunal contra la Masonería y en el Archivo de Salamanca), lamentablemente sólo se auxilian con la aportación insuficiente aunque elogiable, de datos vox pópuli por aquellos que le conocieron en vida. Quizá algún día se logre enhebrar e hilvanar todos esos retazos con la publicación de una completa biografía.

De momento, el recuerdo al 77 aniversario de las elecciones constituyentes republicanas a las que tanto le debió López Orozco por permitirle representar al pueblo no sólo ilicitano sino también alicantino, sirva como adelanto de esa posible futura biografía completa y cual homenaje a uno de los más importantes personajes de Elche y provincia del siglo XX digno de ser estudiado e investigado puesto que posee aún aspectos inéditos por descubrir. Gracias, 28 de Junio de 1931. In memoriam López Orozco.

Fuente:  Datos extraídos de aquí:   

https://memoriarecuperada.ua.es/archivo-semblanzas/lopez-orozco-julio-maria/

Según artículo escrito por Miguel Ors Montenegro, 

director de la Cátedra Pedro Ibarra de la Universidad Miguel Hernández de Elche

27-3-31: "Fiesta de la Libertad"

JOSEP ESTEVE RICO SOGORB

Publicado en NUEVA TRIBUNA: 24 DE MARZO DE 2009

https://nuevatribuna.publico.es/articulo/sociedad/27-3-31-fiesta-de-la-libertad/20090324044650037187.html

Posiblemente no fue ésta la única fiesta de tal índole en la España republicana. Seguramente hubo otros casos similares dignos de investigar, descubrir y contar para dejar Testimonio a las próximas generaciones como digno ejemplo del altruismo idealista y de la censura o mordaza a la libertad de expresión.

Hay fechas que caen en el olvido. Investigando "descubrí" una fiesta local de Elche relacionada con un importante personaje ilicitano y su posterior desaparición. El próximo día 27 de marzo se cumplirían 78 años de la "Fiesta de la Libertad" (desarrollada en la II República y Guerra Civil) y que desapareció con el franquismo. Fue una celebración social, popular, festiva, alegre, obrera, gremial y sindicalista, creada por las sociedades obreras ilicitanas y en la que destacaron conferencias y discursos de los más brillantes oradores locales. Se creó en homenaje al médico, diputado republicano y maestro masón ilicitano D. Julio María López Orozco, de quien no se ha hecho la suficiente justicia en la memoria histórica por reconocerle sus méritos y rehabilitarle de las humillaciones sufridas en el franquismo.

El motivo de la creación de tal festividad resultó ser la puesta en libertad de López Orozco junto a otros 11 detenidos más (dirigentes ilicitanos republicanos, socialistas y sindicalistas, como Juan Hernández Rizo y Manuel Rodríguez, que fueron alcaldes en la República y Guerra Civil, aunque éste último fue el gobernador civil de Alicante cuando las tropas franquistas llegaron) tras unos meses de prisión a raíz de unos discursos públicos en apoyo a los fusilados por la sublevación de Jaca.

Simplemente, por manifestar su opinión y su defensa hacia unas personas y ante unos hechos, con lo que se podía estar o no de acuerdo pero que no justificaba que fueran encarcelados. Orozco, (junto a los otros procesados) fue liberado ante la presión popular. Se decretó una amnistía y a finales de febrero de 1931, (tras reabrirse la Casa del Pueblo y el Círculo Republicano, que habían sido clausurados por orden gubernativa a raíz de una revuelta en diciembre anterior) realizó su entrada apoteósica triunfal en la Plaza del Ayuntamiento ante más de 10.000 personas que aclamándole le siguieron hasta los juzgados, donde definitivamente se le puso en libertad (al igual que a los 11 camaradas).

La revuelta popular (que Gobierno Civil logró sofocar) y que derivó en prisión de López Orozco se debió en origen a una manifestación popular de más de 2000 personas por las calle de Elche que reclamaba la instauración de la República en las primeras horas de la mañana del día 15 de diciembre de 1930. Los manifestantes acudieron al domicilio de López Orozco (en el huerto de su nombre, D. Julio o de Manchón, actualmente una plaza pública en su memoria sita frente al hoy hotel Huerto del Cura) y sacándole en olor de multitudes le pidieron que fuera al frente, que llegara al Ayuntamiento y que proclamara la República junto a los anteriormente citados.

Pero fue detenido y encarcelado (seguido de sus compañeros) en el Palacio de Altamira y posteriormente trasladado a la prisión provincial de Alicante, pasando a disposición judicial militar acusado injusta y paradójicamente de sedición (un supuesto delito militar cuando sus acciones fueron de carácter civil). Por todo ello, el 27 de marzo se declaró festivo por las sociedades obreras republicanas ilicitanas, bautizado como "Fiesta de la Libertad".

Una injusticia a unos idealistas que no se merecieron semejante trato, de los cuales, algunos, posteriormente, incluso intentaron detener a las hordas incendiarias (Orozco, Hernández, Rodríguez, junto al diputado socialista Ganga y al concejal comunista Alcalde, en compañía de varios dirigentes derechistas) en la puerta de la basílica ilicitana de Santa María aquel fatídico 20 de febrero de 1936 cuando la lamentable quema de iglesias. Detalle que años más tarde, a muchos de ellos les honró pero no les sirvió, pues fueron presos y ajusticiados por sus ideas a pesar de que algunos testigos de derechas intervinieron a favor en vano.

Posiblemente no fue ésta la única fiesta de tal índole en la España republicana.

Seguramente hubo otros casos similares dignos de investigar, descubrir y contar para dejar testimonio a las próximas generaciones como digno ejemplo del altruismo idealista y de la censura o mordaza a la libertad de expresión. In memoriam.

Josep Esteve Rico Sogorb es escritor, poeta, blogger, columnista