Julio María López Orozco y el 28 de Junio de 1931
Por Josep Esteve Rico Sogorb
Veintiocho de junio. Septuagésimo séptimo aniversario de aquellas
elecciones generales a Cortes Constituyentes de la II República en 1931 en las
que resultó elegido diputado por la provincia de Alicante el insigne médico
ilicitano D. Julio María López Orozco. Un dato y una efemérides casi
desapercibidas para la mayoría de la opinión pública, incluso para los
republicanos, que suelen recordar otras fechas como el 14 de abril, por
ejemplo, proclamación de la II República a consecuencia de las elecciones municipales
del 12 de abril, dos días antes.
El hecho reviste su importancia socio-histórica, porque todo un
personaje de Elche muy popular y querido como fue D. Julio, obtuvo su acta de
diputado no solo en representación de su ciudad natal sino de toda la provincia
entera, lo que demuestra el conocimiento que el pueblo alicantino tenía sobre
su persona y su actividad pública además de probar el arraigo y la aceptación
de las que el médico ilicitano gozó entre el electorado en ámbito provincial.
No en vano fue presidente de la Junta Provincial de dicho partido.
Frente a demás candidatos oponentes y adversarios políticos, López
Orozco consiguió 67.013 votos, siendo uno de los más votados, presentándose por
el Partido Republicano Radical Socialista (partido del que fue presidente de la
Junta Provincial de Alicante) y logrando la credencial número 361 del acta de
diputado para la primera legislatura republicana que abarcó los años 1931 y
1933. Tomo posesión de su escaño el 12 de julio de 1931 pero juró o prometió el
cargo quince días después, el 27 del mismo mes y del mismo año y causó baja
como diputado en la disolución de las Cortes del 9 de octubre de 1933.
Hay que atribuirle con totales justicia, razón y méritos su
contribución y participación en el logro de conseguir la creación del primer
instituto de educación secundaria (entonces llamado de 'segunda enseñanza') en
Elche. Sus intervención y colaboración fueron decisivas para tal hito histórico
local al formar parte de la comisión representativa que el Ayuntamiento
republicano ilicitano envió a primeros de septiembre de 1931 al Ministerio de
Educación en Madrid para reclamar al ministro la creación del primer instituto
de segunda enseñanza, una vieja aspiración y una necesidad a cubrir en Elche en
aquel entonces que por fin fue hecha realidad al abrirse en enero de 1932 e
inaugurarse oficialmente el 8 de febrero de 1932 por el alicantino Rodolfo
Llopis, director general de Enseñanza Primaria, acompañado por el propio López
Orozco y otros dirigentes socialistas y republicanos ilicitanos. Un acto
oficial del que existe una foto en la que aparecen López Orozco y Llopis, entre
otros.
Cabe destacar, entre otros méritos, que López Orozco formó parte de la
Comisión Gestora de la Mancomunidad del Segura. Nacido en Elche en 1885 en el
seno de una familia acomodada y burguesa, falleció igualmente en Elche el 7 de
abril de 1970, a los 85 años. Hijo del abogado liberal Julio Mª López Martínez
y de la maestra Herminia Orozco Chacón. En junio de 1908 terminó sus estudios de Medicina en la Universidad de Valencia y ejerció en el pueblo valenciano de Orcheta (provincia de Alicante). En 1909 se casó con la valenciana Esperanza Álvarez Llimoix con la que tuvo dos hijas, Herminia (1910) y Pilar (1913), ambas nacidas en Orcheta. En 1913 volvió a Elche y el 12 de octubre de ese mismo año, el semanario socialista Trabajo publicó el siguiente anuncio: “Clínica Médico Quirúrgica de D. Julio María López Orozco. Canalejas (Corredera) num. 1. Consulta de Medicina y Cirujia (sic) general. Horas de 10 a 12 de la mañana. Gratis para los pobres los miércoles. Visita a domicilio. Se admiten igualas”. D. Julio fue uno de los ilicitanos más apreciados en su ciudad como médico de los pobres (hoy se le recuerda por no cobrar a quien no podía pagarle y por dejar el dinero de las medicinas en la almohada del enfermo sin recursos económicos).
En enero de 1914 se dio de alta en el colegio de médicos de Alicante y en julio fue nombrado médico municipal y titular de uno de los cuatro distritos en los que se dividía la ciudad. En los meses siguientes su mujer murió como consecuencia del tercer parto, por lo que quedó viudo a los 30 años. Casó en segundas nupcias con la ilicitana Asunción Manchón Navarro, hija de los
acomodados, conservadores, derechistas y religiosos dueños hortelanos del
popular 'Huerto de Manchón', que falleció en 1989 a los 87 años. Estos factores
y el hecho de que López Orozco tuviera dos hermanas monjas terciarias
carmelitas, Herminia y Josefa; influiría posteriormente en su favor junto con
su bondad hacia los enfermos para evitar ser ejecutado en el franquismo. Al
parecer, D. Julio y Dª Asunción tuvieron dos hijos.
López Orozco, bien joven manifestó hondamente los sentimientos y las
ideas republicanas, diferenciándose de sus familiares. Humanista, filántropo e
intelectual aunque aburguesado pero sumamente respetuoso con el prójimo sin
menospreciar a nadie por cualquier ideal o condición (lo que motivó envidias de
ciertos elementos de la misma burguesía ilicitana a la que él, pertenecía) su
lema fue “hacer el bien sin mirar a quién” hasta ser reconocido como el “médico
de los pobres de Elche “a quienes no cobraba sus servicios a domicilio e
incluso daba dinero para medicinas. Ello le granjeó la simpatía y la admiración
popular. Era frecuente verle con pajarita y traje, desplazándose en un carruaje
tirado por mula o caballo (tartana o cabriolé), semicalvo pero con pocos
cabellos negros como entradas laterales.
Su familia poseyó una casona y un bello huerto de palmeras, granados,
naranjos y limoneros que él luego heredó y mantuvo hasta su muerte (el de
Manchón, rebautizado posteriormente con su nombre); convertido hoy en plaza
pública y jardín frente al Museo de la Palma (antes huerto de San Plácido) y cercano
al Hotel Huerto del Cura.
Aunque escribió algunos artículos en la prensa ilicitana su primera actividad política conocida fue formar parte del comité de la Liga Antigermanófila, creada en Elche en abril de 1917. Tres años más tarde, en mayo de 1920, ingresó en la masonería, en la logia Constante Alona nº 8 de Alicante y cuatro años después, fue el venerable maestro de la logia Illice Constante nº 7 de Elche. Su prestigio personal probablemente facilitaría la reimplantación de la masonería en su ciudad, de la que su padre también había formado parte en las últimas décadas del ochocientos. Según el primer “cuadro lógico” conservado en el Archivo Histórico de la Guerra Civil de Salamanca, fechado el 30 de diciembre de 1926, la logia Illice Constante contó con 12 miembros, republicanos y socialistas en su inmensa mayoría y un anarquista. Al año siguiente eran 18 y 22 el año 1928. Oficialmente, la logia “abatió columnas” por falta de medios económicos el 22 de enero de 1935. Su dedicación a la masonería en los años de la Dictadura de Primo de Rivera debió ser intensa como prueba su presencia como delegado de la Logia Regional de Levante en las asambleas nacionales, sexta y séptima, celebradas en Madrid y Gijón los años 1927 y 1928.
Licenciado en Medicina General, fue miembro de la Real Academia de
Medicina de Catalunya. Durante la Primera Guerra Mundial fue miembro de la Liga
Anti germanófila. López Orozco co-fundó en 1927, junto a los dirigentes
republicanos ilicitanos Manuel Lucerga y Manuel Tremiño, el Círculo Republicano
de Elche, contando además con el apoyo del periódico local republicanista
"Elche". A vez, presidió la Alianza Republicana Ilicitana.
En marzo de 1928 fue nombrado presidente de la Alianza Republicana de Elche y se convertía en el líder indiscutible del republicanismo ilicitano. En diciembre de 1930 fue encarcelado con motivo de las repercusiones en toda España de la sublevación militar de Jaca, junto a otros once republicanos y socialistas ilicitanos. El 26 de marzo de 1931 fueron liberados y recibidos como héroes. En las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 y dentro de la coalición republicana-socialista, era el candidato natural para ocupar la alcaldía en el marco del nuevo régimen político, hasta el punto de que los socialistas ilicitanos llegaron a ofrecerle la alcaldía. Incomprensiblemente no fue así, lo que permitió que fuera candidato al Congreso en las elecciones constituyentes de 1931 por las que fue elegido diputado por la provincia de Alicante en junio de 1931. Un mes antes, el 12 de mayo de 1931, según la declaración de la abadesa del convento ilicitano de las religiosas Clarisas <<“(…) las turbas asaltaron nuestra casa y en aquel momento de peligro se presentó D. Julio Mª López Orozco, que consiguió contenerlas e impedir el incendio; y bajo su dirección y en varios autos fuimos trasladadas todas las Religiosas y llevadas a casa de D. Antonio Hernández (q.e.p.d.) y de allí, siempre bajo su dirección nos distribuyeron y llevaron a sitios de seguridad”>>.
En 1929 fue uno de los fundadores del Partido Republicano Radical
Socialista juntamente con Marcelino Domingo, Álvaro de Albornoz y Félix Gordón
Ordás. Con motivo de la sublevación de Jaca (que se reprimió con la ejecución
de varios fusilamientos) y en memoria de sus fusilados, López Orozco, junto a
otros dirigentes, intervino como orador en un acto homenaje dando un emotivo y
destacado discurso el domingo de ramos de 1931 en la Plaza de Toros de Elche,
por lo que sufrió cárcel breve a los tres meses de dicha sublevación.
Encabezó la manifestación popular de más de 2000 personas por las calles
de Elche que reclamaba la instauración de la República en las primeras horas de
la mañana del día 15 de diciembre de 1930. Los manifestantes acudieron a su
domicilio (en el huerto de su nombre o de Manchón, frente al hoy hotel Huerto
del Cura) y sacándole en olor de multitudes le pidieron que fuera al frente,
que llegara al Ayuntamiento y que proclamara la República junto a los
dirigentes socialistas ilicitanos Juan Hernández Rizo y Manuel Rodríguez
Martínez (futuros alcaldes en la República y Guerra Civil).
Esta revuelta resultó sofocada y López Orozco junto a los demás
dirigentes, fue detenido y encarcelado en el Palacio de Altamira y
posteriormente trasladado a la prisión provincial de Alicante, pasando a
disposición judicial militar acusado de sedición.
Ante la presión popular, hubo una amnistía y a finales de febrero de
1931, (tras reabrirse la Casa del Pueblo y el Círculo Republicano, que habían
sido clausurados por orden gubernativa a raíz de la revuelta) López Orozco,
acompañado de los otros 11detenidos, fue liberado, realizando su entrada
apoteósica triunfal en la Plaza del Ayuntamiento ante una multitud de más de
10.000 personas que aclamándole le siguió hasta los juzgados, donde
definitivamente se le puso en libertad (al igual que los 11camaradas). Por
ello, el día 27 de marzo fue declarado festivo por las sociedades obreras
ilicitanas, bautizado como "Fiesta de la Libertad".
El martes 14 de abril de 1931 en Elche, se forma una manifestación
popular en la Plaça de Baix frente al Ayuntamiento, durante la cual se coloca
la bandera republicana en el balcón principal y es precisamente D. JULIO María
López OROZCO quien dirige la palabra en un emotivo discurso desde el balcón al
pueblo proclamando la República en la ciudad.
Además de su trabajo como diputado en las Cortes constituyentes de 1931, en 1932 fue nombrado vocal de la Confederación Hidrográfica del Segura y en febrero de 1933 fue elegido presidente de la Junta Municipal del Partido Republicano Radical Socialista. No conocemos su trayectoria como parlamentario pero sí merece la pena recordar que los años 1931-1933 fueron, en el caso de la ciudad de Elche, años enormemente fecundos desde un punto de vista educativo –colegios e Instituto de Enseñanza Media inaugurado en 1932 y clausurado en 1939-, cultural –la declaración del Misterio de Elche como Monumento Nacional en 1931 y la primera ley de Protección del Palmeral de 1933 o sanitario –la creación de la Casa de Socorro-. En todos estos aspectos, la intensa labor del único diputado ilicitano en las Cortes constituyentes nos parece indudable.
En 1933 se estableció como médico en Madrid y solicitó su baja en el Colegio Oficial de Médicos de Alicante. En mayo de ese mismo año solventó también un contencioso que las monjas Carmelitas tenían planteado con el Ministerio de Justicia, tal y como la superiora del colegio haría constar en su declaración favorable, firmada el 6 de octubre de 1939. En los años previos a la Guerra Civil sabemos que pasó de militar en el Partido Republicano Radical Socialista a hacerlo en Unión Republicana, pero sin el liderazgo que había tenido durante el primer bienio republicano.
Presidió como miembro de mayor edad y prestigio, el Comité Local de
Refugiados de Guerra en Elche compuesto por 7 dirigentes (de CNT, UGT, PCE,
PRRS y PSOE) que el Consejo de Ministros de la II República creó por decreto
del 6 de noviembre de 1936.
El 20 de febrero de 1936 fueron incendiadas en Elche las cuatro iglesias más importantes –Santa María, San Juan, El Salvador y el convento de las Clarisas- así como asaltadas las sedes de los partidos derechistas. En ese mismo mes, en el propio domicilio de don Julio, puesto que tanto sus hermanas como sus dos hijas eran fervientes católicas, se reunió de forma secreta una comisión con la intención de poder restablecer el culto católico. Incluso un sacerdote depositó en su casa diversos objetos de culto. Iniciada la contienda, don Julio permaneció en Elche y su actividad más destacada fue presentarse como testigo de descargo en el juicio ante el Tribunal Popular de Alicante del también médico Joaquín Santo, lo que le fue reprochado en el semanario comunista Elche Rojo. Asimismo, el domicilio particular del ex diputado fue lugar de refugio para el sacerdote José Ruiz Tarí, quien en la posguerra declararía que allí se celebraron misas, tal y como corroboraría también Asunción Manchón Navarro, igualmente escondida en el domicilio de don Julio, declarando que “acudían gran número de personas que oían la Santa Misa y recibían los Sacramentos de Confesión y Comunión”. Otro incidente ocurrido durante la guerra fue la detención de su yerno, el también médico Joaquín Lucerga, el 6 de abril de 1938 y durante siete meses, por haber entregado 1.000 pesetas a un supuesto agente de Socorro Blanco, que acabó denunciando a todos los que le habían dado dinero, por lo que fue internado durante siete meses en el barco prisión Rita Sister de Valencia. Y no hubo más durante la guerra. La posguerra significaría para don Julio pasar hasta por cuatro procesos represivos.
López Orozco se colocó en la puerta principal de la basílica de Santa
María junto a otros personajes ilicitanos de diversa ideología (entre otros, el
concejal comunista Vicente Alcalde y el derechista jefe de Acción Católica Eloy
Espinosa) el 20 de febrero de 1936 para intentar disuadir a los piquetes anarquistas
de que no quemarán el templo sin lograrlo ya que el empuje de la multitud le
arrolló; hecho éste que demuestra sus humanistas principios.
Cabe destacar que el momento del golpe militar del 18 de julio de 1936
López Orozco era el médico titular municipal de la Casa de Socorro, atendiendo
por igual a todos los enfermos, sin mirar ideología ni condición alguna.
A partir del 2 de abril de 1939 cuando las tropas franquistas e
italianas entraron en Elche y el Ayuntamiento fue ocupado por los vencedores,
López Orozco de nuevo padeció detención.
Los ideales políticos republicanos le llevaron a evolucionar hacia la
masonería, por su relación intrínseca y fue iniciado en 1920 en la Logia
Constante Alona de Alicante, tomando el nombre simbólico de
"Dieulafoy". Durante ese mismo año pasó a formar parte del Triángulo
Masón “Illice Constante” de Elche del que fue presidente hasta el año 1924,
fecha de la fundación de la Logia Illice Constante nº7 de Elche, de la que fue
su Venerable Maestro hasta 1935, reuniéndose en la sala egipcia de la logia,
sita en los bajos del palacio de la Calahorra.
Participó también en los Altos Grados, siendo miembro del Capítulo
Lucentino donde alcanzó el grado 18º y dentro de las estructuras orgánicas de
la masonería española fue Consejero Regional de la Gran Logia Simbólica
Regional de Levante. Asistió a la VI asamblea nacional de la Masonería Española,
celebrada en Madrid, en 1924, como delegado de la regional de Levante, y a la
VII asamblea nacional, en Gijón, en 1928, en la que ocupó la vicepresidencia de
la Mesa.
Vivió en primera persona el conjunto de la represión franquista: juzgado y condenado en septiembre de 1939 por el Tribunal de Responsabilidades Políticas a una pena de 50.000 pesetas y ocho años de destierro (en marzo de 1941 se le perdonó el destierro pero no la multa, que se fijó en 35.000 pesetas, pagaderas en cinco plazos anuales de 7.000 pesetas); juzgado y absuelto por un tribunal militar en 1940, gracias a un buen número de hombres y mujeres que testificaron a su favor, después de haber estado encarcelado en Elche y Alicante entre el 28 de octubre de 1939 y el 13 de noviembre de 1940; condenado en 1942 por el Tribunal de Represión de la Masonería y el Comunismo a 25 años de reclusión mayor (pena reducida a 12 años y un día por resolución del Consejo de Ministros), recluido en Alicante, Madrid y Burgos entre el 24 de octubre de 1941 y el 7 de enero de 1945. Finalmente, pasó también por un proceso de depuración por el que el 28 de septiembre de 1945 se le autorizaba a ejercer como médico sin poder salir de su domicilio y, por fin, el 13 de junio de 1946, pudo trabajar, pero exclusivamente dentro del término municipal de su ciudad natal. Su entierro en 1970 fue el único homenaje que muchos ilicitanos pudieron brindarle.
Al destacar por todos estos méritos, como arriba antes he citado, el franquista Tribunal Especial
para la Represión de la Masonería y del Comunismo, le condenó según sentencia
“a veinticinco años de reclusión mayor” aunque por buena conducta y merced a la
presión que hicieron muchos ilicitanos (algunos pocos incluso destacados
franquistas) agradecidos por sus buenas obras y su benévola actitud altruista
como médico ejemplar, se le rebajó la pena a 12 años.
También sufrió un destierro en Galicia y Asturias y al parecer su
corazón se debatió entre el amor a dos mujeres, siendo una de ellas más joven
que él, situación por la que el poeta ilicitano Tonico Sansano le dedicó un
poema.
Don Julio siguió en su casa una vez terminada la guerra y la primera citación la recibió el 28 de septiembre de 1939, cuando se le comunicó que debía presentarse ante el Juzgado Provincial de Responsabilidades Políticas ([7]). El juez provincial, Manuel Mingot Tallo informó de la “enorme responsabilidad moral y política del inculpado· y del “daño terrible causado a la Patria”, por ese sector “Masónico-burgués-Liberaloide y comunistoide al mismo tiempo”, con lo que, siguiendo el espíritu de los cruzados combinaba, sin ningún rubor, dos realidades tan incompatibles como la masonería y el comunismo. Resaltó también que la protección a los católicos fue por la influencia de sus familiares directos y no por su propia iniciativa. A pesar de contar con un buen abogado, el letrado valenciano Joaquín Rosell Burguete, el médico ilicitano fue condenado a la pena de ocho años de destierro y multa de 50.000 pesetas. El 8 de octubre de 1939 presentó una declaración jurada de bienes por un valor total de 93.250 pesetas (cinco viviendas urbanas, una propiedad rural y mobiliario). El 18 de diciembre de ese año le fueron embargados todos sus bienes inmuebles y el 24 de octubre de 1941 firmó ante notario la hipoteca de su domicilio habitual en la plaza del Generalísimo, como garantía del pago de la multa, costas y gastos por valor de 40.000 pesetas.
El 26 de octubre de 1939, tres falangistas ilicitanos –dos de ellos de 24 años de edad-, lo denunciaron en los siguientes términos: “(F.C.S., I.C.M y M.D.V…en aras de la Justicia, exponen que: JULIO MARÍA LÓPEZ OROZCO de 56 años de edad, viudo, profesión medicina (sic), domiciliado en la calle Canalejas, este individuo es completamente desafecto al Glorioso Movimiento Nacional-Sindicalista. Fue fundador y Presidente de la llamada Alianza Republicana en las elecciones de Abril del año 1931. Presidente del Partido Radical-Socialista, Alcalde de Elche en el año 1931 hasta que le vino el acta a Diputado a Cortes, en representación del Partido Radical-Socialista. Fue Vice-presidente del Consejo Nacional de Unión Republicana. Formaba parte de la Comisión Hidrográfica del Segura. Días antes del advenimiento de la nefasta República, encabezó la manifestación juntamente con Manuel Rodríguez Martínez, dicha manifestación fue disuelta por la Fuerza Pública por no tener la necesaria autorización del Poder Constituido. A raíz de este incidente fue encarcelado. En el año 1931 encabezó la candidatura extremista, siendo elejido (sic) concejal por Elche. Este citado JULIO MARÍA LÓPEZ OROZCO tomó parte como orador en diferentes mítines en locales y en plena calle. Este individuo con su propaganda izquierdista es el que ha inducido al Pueblo poco a poco a que cometiese los desmanes de toda índole que se han efectuado en Elche, en ocasión de venir por esta provincia el ministro de la República “Albornoz” (sic) el citado Julio María López Orozco dio alberge (sic) oficial al citado ministro rojo. Según documento que acompañamos el ya citado JULIO MARÍA LÓPEZ OROZCO pertenece a la Logia masónica Illice Constante n. 7, en la que ocupa el cargo de VENERABLE MAESTRE (sic). Durante el Glorioso Alzamiento Nacional fue Director de los Hospitales de Sangre que tenia montado el Socorro Rojo Internacional en Elche y él fue quien organizó su funcionamiento, fue vocal del Comité de Defensa Pasiva contra Aeronaves, siendo muy activo y encargándose de la comisión sanitaria de dicho comité. Y para que conste firmamos y rubricamos en la Ciudad de Elche a veintiséis de octubre de mil novecientos treinta y nueve. Año de la Victoria”. A partir de esta denuncia, con falsedades como la alcaldía que le adjudicaron y de los informes del Servicio de Información e Investigación de F.E.T. y de las J.O.N.S de Elche (conceptuación religiosa: “masón”; conceptuación de su vida pública: “buena”; conceptuación de su vida privada: “mala”) y de la policía gubernativa (“escasez de oratoria” (?) y que “defendió a sus compañeros de profesión durante la guerra”), un buen número de personas declararon a su favor y consiguieron entre todos la absolución del procesado.
El tribunal militar que le juzgó en Alicante el 13 de noviembre de 1940 recogió los testimonios favorables hasta el punto que juzgó la actuación del médico ilicitano como “una conducta inmejorable” y no consideró delito alguno, por lo que resolvió “absolver libremente al procesado”, pero remitiendo su caso a los tribunales de Responsabilidades Políticas y de Represión de la Masonería y el Comunista. La magnanimidad en este caso, porque no fue desde luego habitual que un diputado republicano pudiera ser absuelto, se explica porque el tribunal militar sabía perfectamente que la Ley de Represión de la Masonería y el Comunismo le condenaría sin ningún género de dudas. No era necesario, pues, duplicar una condena de cárcel.
El 28 de mayo de 1940, don Julio presentó una declaración de retractación como masón ante el Gobierno Civil de Alicante. Como era preceptivo por la ley, denunció nada menos que a 21 masones ilicitanos, una nota tan infamante como gratuita puesto que se trataba de ofrecer los nombres de masones que ya estaban todos y cada uno de ellos a disposición de las autoridades franquistas, en la medida en que habían requisado la documentación interna de las logias. Además de la denuncia inevitable de antiguos compañeros, el médico ilicitano añadió en esa misma fecha la siguiente reflexión: “Mi opinión sobre las actividades de la Masonería –respetando la de quienes en la actualidad le dan tanta importancia- es, que se trata de una ñoñez, o que caso contrario hemos estado en Babia la inmensa mayoría de los masones”. Su defensa se basaba en que a partir de 1933, lo que no pudo demostrar documentalmente, se convirtió en un masón “durmiente”. Como en tantos otros casos, don Julio y de ahí su apelación a la “noñez”, utilizó la masonería como instrumento político para luchar por la República y reemplazar la monarquía de Alfonso XIII, incapaz de avanzar por la democratización y modernización de España. Una vez implantada la República, la masonería dejó de suscitar interés para quienes, como en el caso de nuestro biografiado, le movía el cambio político y no otra cosa. El Tribunal que le juzgó en Madrid, el 6 de julio de 1942, presidido por el general Saliquet le condenó a 25 años de reclusión mayor y accesorias de “interdicción civil y de inhabilitación absoluta perpetua para el ejercicio de cualquier cargo del Estado, Corporaciones Públicas y Oficiales, Entidades subvencionadas, Empresas concesionarias, Gerencias y Consejos de Administración de Empresas privadas, así como cargos de confianza, mando y dirección de los mismos, quedando separado definitivamente de los aludidos cargos”. El tribunal justificó la sentencia por el grado 30 alcanzado en la masonería y por haber participado en asambleas nacionales. También se le adjudicó, falsamente, su pertenencia al Partido Socialista Obrero Español, cuando había militado exclusivamente en el Partido Republicano Radical Socialista y, posteriormente, en Unión Republicana.
Así pues, don Julio ingresó por segunda vez en la prisión de Alicante el 24 de octubre de 1941. El 15 de diciembre del mismo año pasó a la cárcel de Porlier en Madrid y el 11 de enero de 1943 fue conducido a la prisión de Burgos, de la que saldría en libertad el 7 de enero de 1945. En estos años, la defensa del médico ilicitano quedó en manos de su segunda mujer, Asunción Manchón Navarro, quien asumió los pagos anuales de 7.000 pesetas, el pago del abogado y cuantas gestiones fueron necesarias para poner en libertad a su marido. El 31 de diciembre de 1942 presentó en el registro general de la Presidencia del Gobierno ocho avales de otros tantos ilicitanos bien considerados por la Dictadura y consiguió que el Consejo de Ministros redujera la condena a 12 años y un día. Intentó también que el embargo de los bienes inmuebles de su esposo quedara limitado a la casa hipotecada pero no al resto. Y siguió intentándolo todo. En la documentación conservada por la familia leemos una carta escrita por el capellán de la Casa Militar de S. E. el Jefe del Estado y Generalísimo de los Ejércitos el 21 de diciembre de 1944, en la que agradece a su esposa Asunción Manchón “la caja de cigarros”, le desea unas felices pascuas a pesar del “poco éxito de nuestras gestiones”. No sabemos si los puros sirvieron o no, pero pocos días después don Julio salió en libertad condicional.
Recobrada la libertad y sujeto a prisión domiciliaria, el matrimonio se sometió a una última prueba: volver a ejercer la medicina. El 12 de septiembre de 1945, su mujer y no él, ella había estado en la cárcel durante la guerra, solicitó que pudiera ejercer su profesión por “su estado de salud y dado que su situación económica se agrava notablemente por los cuantiosos gastos que esta situación le ha acarreado”. El 28 de septiembre de 1945 recibió la comunicación de la policía gubernativa por la que se le autorizaba a ejercer la medicina pero sin salir de su domicilio. En diciembre de 1945 solicitó su reingreso en el Colegio de Médicos de Alicante y el 19 de enero de 1946 recibía la contestación: “Inabilitación (sic) para ocupar cargos directivos o de confianza en la organización y en corporaciones de índole médica o Sanitaria”, con 15 días para recurrir el fallo. El 21 de enero solicitó que la prisión atenuada en su domicilio se convirtiera en libertad condicional para poder ejercer como médico en la ciudad y en el campo de Elche. El 27 de marzo de 1946 de nuevo Asunción Manchón solicitó a Franco el indulto de su marido, con 61 años y una úlcera de duodeno. Y, por fin, el 13 de junio de 1946 el capitán de la Guardia Civil en Elche le comunicó que podía ejercer la medicina, eso sí, sin salir del término municipal.
Hubo, además, algún castigo añadido como el ser rechazado como socio del Casino y, sobre todo, un exilio interior que le convirtió poco menos que en un excelente profesional pero absolutamente invisible en la ciudad. Como contó uno de sus colegas, el médico ilicitano Jaime Latour Brotons, en una ocasión, el también médico Manuel Pascual Urbán, presidente de la Cofradía del Nazareno, ligada tradicionalmente a profesionales de la sanidad, le mandó a don Julio un recibo para que se convirtiera en penitente. Don Julio contestó con los siguientes versos: “Este Urbán es un guasón / me llama penitente / y sabe porque lo dice la gente / que yo soy un masón”.
Su muerte, a los 85 años, el 7 de abril de 1970, se convirtió en un acto multitudinario, como homenaje a uno de los ilicitanos más apreciados de su tiempo pero también en un acto de indudable carga política, con la ausencia clamorosa de la Corporación municipal franquista. El periódico Información de Alicante, de la cadena del Movimiento, se hizo eco de la “imponente manifestación de duelo” pero no aludió para nada a la biografía políticamente incorrecta de Julio María López Orozco. La implantación de los ayuntamientos democráticos significó también la recuperación de su memoria con un jardín, un colegio público y un monumento en su ciudad natal. Cuarenta y dos años después de su muerte, hora es de situarle en el lugar que le corresponde: sin duda, uno de los ilicitanos más relevantes del siglo XX.
Sus restos mortales reposan en un nicho junto a los de su esposa, en un
rincón escondido de la vista exterior, en la pared lateral derecha del panteón
nº 26 de las familias López y Manchón ubicado en la calle San Sebastián del
cementerio viejo de Elche.
D. Julio dejó su huella masónica hasta después de muerto en su propio
panteón. El suyo es el único de todo el cementerio que arriba del número en la
fachada muestra una inscripción y una imagen sobre losetas de cerámica de
simbolismo y significado masónico que representan la muerte terrenal y el
tránsito al Mas Allá o resurrección: una calavera con sus tibias cruzadas y una
leyenda que más o menos dice 'Al menos dile un requiescat a tu amigo o deudor
un día que hoy cubre esta la losa fría...'
López Orozco tiene a su nombre un colegio, un instituto y una plaza con
jardín (zona verde) y huerto de palmeras, en Elche, su ciudad natal. En mayo
pasado, el Grup Cultural Ilicità donó al Museo de Pusol el cuadro al óleo con
el busto de López Orozco pintado por el artista local apellidado Campello que
le regaló María Galiano (hija de los ex caseros de aquel y dueña del
restaurante San Plácido y del huerto del mismo nombre hoy Museo de la Palma) para
su restauración y exposición.
La biografía de este personaje ilicitano, menudo pero grande de
corazón, mente y espíritu; no está acabada. Lagunas y escasez de datos escritos
(salvo los registrados en el Tribunal contra la Masonería y en el Archivo de
Salamanca), lamentablemente sólo se auxilian con la aportación insuficiente
aunque elogiable, de datos vox pópuli por aquellos que le conocieron en vida.
Quizá algún día se logre enhebrar e hilvanar todos esos retazos con la
publicación de una completa biografía.
De momento, el recuerdo al 77 aniversario de las elecciones
constituyentes republicanas a las que tanto le debió López Orozco por
permitirle representar al pueblo no sólo ilicitano sino también alicantino,
sirva como adelanto de esa posible futura biografía completa y cual homenaje a
uno de los más importantes personajes de Elche y provincia del siglo XX digno
de ser estudiado e investigado puesto que posee aún aspectos inéditos por
descubrir. Gracias, 28 de Junio de 1931. In memoriam López Orozco.
Fuente: Datos extraídos de aquí:
https://memoriarecuperada.ua.es/archivo-semblanzas/lopez-orozco-julio-maria/
Según artículo escrito por Miguel Ors Montenegro,
director de la Cátedra Pedro Ibarra de la Universidad Miguel Hernández de Elche